Perdóname por idealizarte.
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Se pone a la computadora para
hacer la publicidad de los videos de AbogandoTV (hacer clic), termina con eso,
manda las pruebas a Keni. Toma una ducha, y sale a caminar. Suena su celular.
Aló. Hola Sebastián, soy
Santiago; como me dijiste que tenías bicicleta, pensé que quizás quieras bicicletear
conmigo estoy cerca a tu casa. Sería bacán, estoy estresado así que me ayudará.
Ya cholo, entonces te parece si nos encontramos en Pajatén. Perfecto, en quince
minutos estoy allá.
Sebastián va a su casa, saluda a
sus padres y saca la bicicleta de su sobrino porque la suya tiene las llantas
desinfladas. Va por la Chimú, antes pasa por la casa de Keni para ver si está
su auto, no lo encuentra, seguro estará ocupado.
Llega a Macro, y allí estaba Santiago.
Se dan la mano.
Pensé que sería bueno llamarte,
en mi casa todos están discutiendo porque los muebles están viejos, ya les dije
que voy a poner unos doscientos soles para que lo compren, ahora les toca a
ellos ver cómo hacen con el resto. Yo también colaboré con los muebles de mi
casa, así como con la refrigeradora y la lavadora; eso está bien, ¿por dónde
vamos? No sé, tú dirás. ¿Qué tal si nos vamos al centro?, no he almorzado y en
Breña hay un huarique que hace mucho quiero visitar. Pero yo no soy muy bueno
manejando la bici, pero normal. Yo tampoco, así que vamos tranquilo nomás,
todavía es temprano.
Van tranquilos, no hay muchos
carros. Sebastián está pensado en Alejandra, piensa que en este momento debería
estar con ella en su casa viendo una película, comiendo algo rico, y
molestándose como antes.
Llegan a Chabuca Granda y se
bajan de las bicicletas porque hay mucha gente. Conversan.
Nunca había venido aquí un
domingo – Santiago se admira de tanta gente. Pero no es nada, no hay tanta
gente como antes – Sebastián recuerda que cuando estaba triste por Elena antes
se venía hasta la Chabuca Granda para no estar solo, desde entonces aprendió la
manera de acompañarse con alguien, caminando en las calles transitadas, está
pensativo y no le hace caso a lo que le dice su amigo.
Llegan a Camaná, montan las
bicicletas, van conversando.
Cholito, ¿hasta dónde vamos?
A Sebastián no le gustó que le
llamara Cholito, porque así también le ha llamado Alejandra y le lastima que
alguien sea gestual como ella lo ha sido con él, piensa que solo ella debe ser
gestual con él.
De frente, vamos hasta Tacna. Ya
cholo – Santiago se da cuenta que su amigo está triste.
Pasan Alfonso Ugarte, y llegan a
la Venezuela, antes de Tingo María encuentran el huarique.
Es aquí Santiago, ¿tú ya has
almorzado? Sí, pero igual voy a pedir. Perfecto, así me acompañas porque no me
gusta comer solo; no tengo apetito, pero tengo que comer porque me siento
débil.
Amarran las bicicletas en las
rejas del restaurante y entran.
Estoy muy triste, sabes; me da
pena que me conozcas en esta faceta. Entiendo, no te preocupes, si quieres contármelo.
Lo que pasa es que estuve saliendo por un buen tiempo con alguien que me ha
enloquecido, ella es perfecta, hermosa, es alguien increíble; pero me dejó. Sé
que se siente cholo, a mí también me ha pasado. Me imagino, pero sabes, me
siento muy mal, yo estaba tranquilo, antes también me sucedió, pero ya lo había
superado y me encontraba bien, trabajando y estudiando de lo más tranquilo;
pero ella llegó y poco a poco me comenzó a enamorar con cada uno de sus gestos,
con cada detalle, con sus llamadas, su sonrisa, eso de preguntar por cómo
estaba, esa solicitud que tenía para cuando la llamaba; pero ahora es
totalmente diferente, ahora ya no es lo mismo. Pero claro, si ya tiene otro; ya
qué va estar contigo, tranquilo, lo superarás. No quiero superarlo, la quiero
devuelta, quiero que esté conmigo, quiero que la pase conmigo. ¿Tomás? Antes,
ahora ya no tomo, no tengo ganas de tomar, no tengo ganas de nada; si hago los
videos que viste es porque tengo un acuerdo con mi pata y él es mi mejor amigo
ahora, pero no tengo ganas de hacer nada. Pero vas bien, al menos estás
haciendo algo y así te distraes; qué
bueno que te llamé para que te distraigas, ya verás que la olvidarás.
Comen, ambos terminaron sus
platos, Sebastián pensó que dejaría, pero ya son dos días que no se alimentaba.
Regresan toda la Venezuela
caminando. Santiago hace chiste, Sebastián no ríe, pero entiende el noble gesto
de su amigo. Montan las bicicletas al llegar a Tacna.
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