Suena la alarma, Sebastián se
levanta y pisa frío estando sentado en su cama, se coge la cabeza y se lamenta
que en su pensamiento solo esté Alejandra. Se pregunta si algún momento de su
vida no dejó de pensar en alguien: Elena, Elizabeth, Alejandra.
Piensa que quizás sea una enfermedad mental, que no puede dejar de pensar en
alguien, que nunca sucedió eso, al menos desde que tiene uso de razón siempre
le acompañó a sus pensamientos, incluso estudios, la imagen y sus posibilidades
de alguien.
Se va a la ducha, deja caer agua
a su cuerpo y reflexiona qué tan importante es Alejandra en comparación a las
otras. Y se responde, es más importante, y es más importante porque hoy la ama;
ya no ama a Elena – que en definitiva es la más importante porque nunca le dejó
-; ya no ama Elizabeth – a quien considera como un engaño pasajero.
Pero Alejandra solo es un tiempo
de esta parte; ¿se volverá a desenamorar?, ¿podrá tener alguien tan especial
nuevamente?, ¿se podrá olvidar de Alejandra?
Se enjabona y recuerda la
expresión de Keni, “lávate el chocolate”; ríe.
Sale de la ducha, se mira al
espejo y piensa que es feo. Se viste y sale con apuro al colegio para entregar
la resolución.
Toma un público hasta la estación
Pirámide del Sol, entra al metro. En el tren se pone a leer la novela “Oh
Jerusalén”. Mira que gente joven y bonita suben y bajan y todas le recuerdan a
Alejandra. Llega al paradero.
Camina hasta el colegio, se
presenta ante la directora, ella le saluda con una sonrisa de oreja a oreja y
le felicita por su nombramiento. Él sonríe y agradece.
Profesor Rivas, será un gusto
trabajar con usted; por lo que hemos visto nos promete un buen desempeño.
Muchas gracias directora, estoy contengo de ser parte del “Wirakocha”, estoy
con muchas ganas de comenzar a trabajar y hacerlo muy bien. Eso es lo que
esperamos de usted, ahora le enviaré unos documentos para que se entere de cómo
es nuestro trabajo; la posesión de cargo yo lo estaré enviando a la UGEL. Muy
bien directora Guzmán, ¿eso sería todo? Sí, eso sería todo por ahora, ya nos
estaremos viendo el día uno de marzo, disfrute de sus vacaciones. Muchas
gracias – Sebastián le da la mano. Hasta pronto, profesor Rivas.
Sebastián sale contento, quisiera
timbrar a Alejandra para saber cómo está, pero piensa que quizás la incomode,
así que será mejor esperar su llamada.
Keni llama.
¡Papi dónde estás! – Keni lo dice
altisonante, pero aun así Sebastián no le escucha bien porque parece que en el
metro no hay buena recepción. Keni, ya estoy por Pirámide del Sol, ¿vas a
almorzar en tu casa o comemos juntos? Contigo Sebastián Rivas. Ya pues, cosa
que de allí nomás nos vamos a la notaria. Ya. Espérame en la estación de
Pirámide. Ya Sebastián. Pero ahora mismo porque estoy llegando. Allá voy.
Sebastián se pone en la bajada
para Chimú y Keni le da el alcance. Sube en al auto, se saludan y ríen
cómplices.
Hoy subimos tu video. Ya. ¿A
dónde quieres ir? A San Isidro, pero antes vamos a comer. ¿A dónde? No sé, dime
qué quieres, yo invito. No sé, lo que tú me ofrezcas está bien – Sebastián se
dice para sus adentros que lo que él le ofrece a Keni nunca le gusta. No sé, a
mí no me gusta comer en la calle y no conozco dónde, quizás un chaufa en Chimú.
No, no pasa nada. O un Ceviche. Yo no como por aquí Ceviche, solo como en
Puerto Azul. Bueno, no sé; no sé que se le puede ofrecer entonces. No te
preocupes, ya después vemos que comemos. No, dime qué quieres. Y si comemos ceviche
de pota. ¿Dónde? Allí – Keni señala una carretilla y Sebastián se sorprende.
¿Allí?, ¿cómo allí? Sí, allí lo hacen bien, siempre que estaba en el colegio
comía de esas señoras que venden ceviche de pota.
*****
Se termina las vacaciones.
Hola Sebastián, ¿qué vas hacer el
sábado? En la mañana tengo que hacer un examen virtual y luego, libre. Quería
invitarte a comer en mi casa, es mi cumpleaños; invité a un par de amigos y me
gustaría que tú vengas, mi mamá va estar encantada de conocerte en persona, que
mira todos tus videos. ¿De verdad? Claro Sebastián, eres un buen tipo y has
sido amable conmigo – Sebastián se pregunta en qué momento -, ¿vendrías? Lo siento
Santiago, estoy muy triste, peleé con mi enamorada y tengo dolor de cabeza. Entonces
con más razón tienes que venir para que te distraigas. Muchas gracias, está
bien voy.
Este viernes puedo ser el día en
que saldría con Alejandra, pero no fue; estuvo limpiando la casa de Nellita y
luego se fue a comer en la calle porque no le gustó que hagan pescado. Hizo
parte de las tareas, pero casi todo el tiempo de la tarde se tiraba sobre la
cama lloriquedando por Alejandra.
*****
Se va al Macro y compra vino,
compra dos. Llega a su habitación, se quita los chavos y la camisa, saca hielo
y se sirve el vino. Prende su computadora y mira el mensaje de Alejandra.
¿Estás bien Sebastián?
Sebastián escribe: ¿Podría estar
bien?, ¿cuándo he estado bien contigo?, ¿podría estar bien si me has dejado?, pero
qué mierda tienes, qué mierda tienes en la cabeza para atormentarme de esa
manera – no presiona enter y cambia el mensaje.
Su celular timbra, es Santiago.
Sebastián, cambio de planes
amigo; dime nos acompañarías para una cena y luego nos vamos a la playa. No
Santiago, lo siento; pero no tengo ganas de nada cholo. Pero deberías estar
festejando, deberías ser muy feliz. Pero cuando no tienes a la persona que amas
al lado no puedes ser feliz. Esa tu enamorada te hace sufrir mucho, deberías
pensar en dejarla. En eso pienso en todo momento, pero luego me resisto
hacerlo.
******
Sebastián mira su celular, está
bajo de batería, encuentra el cargador, pero éste no tiene su cable USB,
recuerda que Keni le cambió por su cable. El celular se apagará en cualquier
momento, no importa.
Se sirve un vaso más de vino,
pero coge mal la botella y la hace caer. Deja el piso sucio y se va a la cama a
dormir, se siente miserable.
Mira el techo, no puede dormir;
quisiera tener alguien que se compadezca de él. Piensa en que puede escribir un
poema triste, se levanta y va a la computadora. Recuerda el primer amor de
Alejandra y hace un contraste entre ese joven y él.
Yo quería ser
Como aquel joven
Que tanto amaste.
Pero su belleza no tengo
Y su riqueza
no me ha tocado en suerte.
En una loca confesión, Sebastián
le prometió a Alejandra que sería mejor que aquel joven y ella emocionada le
admiraba. Pero Sebastián sabía de las pocas posibilidades de superar aquel
joven, puesto que según su amada él era un chico muy apuesto además que
pertenecía a una buena familia económicamente hablando.
Yo quería ser
Como aquel varón
Que vive en tu recuerdo.
Pero qué puedes recordar de mí
Si no es la simpleza de mi vida.
Este joven fue
espectacular, Sebastián recuerda lo que le contó Alejandra y desde entonces lo
admira; ella le contó de los viajes que hizo, lo valiente y lo bueno que era. En
cambio Sebastián no ha hecho nada grandioso, siempre ha vivido en cuadro
paredes, sin mayores sobresalto para que alguien se fije en él.
Coincidió contigo
En una hermosa época
Y los dos rieron ingenuos
En cambio yo
Diverjo
Porque llegué en el tiempo
Que ya eras mujer.
Sebastián
le tiene envidia, lo admira, pero también le envidia. Porque él fue el primer
amor de Alejandra, él conoció a la niña y la convirtió en la mujer que Sebastián
encontró.
Yo quería ser
Lo que él fue
Pero no me alcanza
Ni simpatía
Ni tiempo.
Él es el héroe
Yo el ignorado
Él murió joven
Yo vivo anciano.
Que para ella es un
héroe, un príncipe, el personaje principal de todas las películas que ha visto.
En cambio, qué es Sebastián, un hombre de años, que no tiene nada. Este joven
murió, hasta en eso le ganó.
******
Sebastián se quita las
medias y las pone en el tacho. Hace mucho calor, se sirve vino de la otra
botella, está desnudo. Quita el cubrecama y lo pone en el piso, se sienta allí
y toma y se hace el loco hablando solo. Le preocupa que ya no se le aparezca
Mario o Elena.
Alejandra ya no te rías
más de mí, ya no estés a mi lado de pura lástima – recuerda los gestos
graciosos de Alejandra -; ya no pongas gestos, porque esos gestos me enamoran
más; ya no te rías de mí ni me digas cosas bonitas, porque me haces dar vueltas
al mundo para luego estrellarme cuando te vas; ya no me digas que me quieres,
porque yo no te quiero, yo te amo.
Sebastián llora como un niño y se que acurruca en el piso. Se quedó dormido.
Sebastián llora como un niño y se que acurruca en el piso. Se quedó dormido.
*******
Alejandra, no se dice te quiero, cuando sabes que esa persona te ama.
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