Thursday, August 13, 2015

Siluetas del pasado

El tío Lobo invita a los dos muchachos, compra seis panes, jamonada y gaseosa. Se siente muy bien de estar con ellos, le han hecho correr mucho y ha llegado muy lejos como no hubiese imagina.

Un día podemos ir bicicleteando a la playa – Henry propone. Sí, tío, ¿podemos? – pregunta Mario. Claro, no hay ningún problema, iremos.

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Mario mira a su tío, él está en una silla de ruedas, tiene la boca abierta y derrama baba. Su sobrino le limpia con papel.

Mario recuerda las veces que salían a manejar bicicleta, cuando le enseñó a manejar y que a pesar que ya era grande siempre lo acompañó, incluso cuando salía con Henry.

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Qué bien se ven esos jóvenes – Mario se refiere a una pareja que lleva un niño en bicicleta. Tienen un niño, algún día tú llevarás así a tu hijo. Caminemos despacio, no quiero pasarlos - la silueta de los jóvenes padres parece ser los de Elena, Henry y el pequeño Juan.

Mario y el tío Lobo caminan se bajan de sus bicicletas y las llevan caminando.

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Sabes tío, recuerdas de mi amigo con quién íbamos a pasear – el tío Lobo solo le mira, no puede hablar –, un día lo vimos cuando paseaba a su hijo, estaba con Elena, no te lo dije – el tío Lobo mira a su sobrino con compasión.

Así es, ellos eran, y al verlos así, se les veía tan bien; una pareja perfecta, por eso no quise interrumpirlos con mi presencia. De de verdad tío, nunca fue mi intensión hacer daño a nadie. 

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