No estarás conmigo, puesto que te
he alejado porque creo que es lo más conveniente. Si supieras lo que yo sé de
ti, si supieras lo que espero de ti. Por eso he decidido alejarme, porque sé
que te hago mucho daño.
Mañana no estarás conmigo. Buenos
amigos me han confirmado y antes me hubiese gustado presentártelos, pero ya lo
he decidido, aunque no me lo perdones.
Cuando en el mejor momento de
jovialidad en que el corazón me motive marcarte, me negaré llamarte como
siempre lo he hecho. Cuando las efusiones de la amistad y de la confidencia me animen
hablar de ti – Elizabeth – me callaré.
Cuánto hubiese querido que seas
mi princesa.
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