Thursday, August 13, 2015

Tal vez ni en mil años, pueda olvidarte.

Vamos a mi cuarto – propone Mario. Está bien – aprueba Elena. Estoy ebrio y no sabré controlarme. No importa, solo dormiremos – Elena sonríe y le da un beso.

Entran a la habitación, él está muy cansado así que se echa en la cama y duerme. Elena le quita los zapatos, los pantalones y le deja en polo y trusa, le abriga con una frazada que saca de su ropero; ella se acuesta a su lado. La cama es de una plaza y media, están pegados, pero ella desea que él la abrace. 

¿Estás dormido? ¿Qué pasa Elena? – Mario balbucea. ¿Me puedes abrazar?

Mario se voltea y abraza a Elena. Ella siente un abrazo de niño. Él siente frío, mucho frío. Elena mira el rostro de su amado y llora.


Elena, tengo mucho frío. Lo sé, este frío no se irá. Elena, ¿por qué ya no quieres dormir conmigo? No se puede, ya no estoy a tu lado. Elena si yo viviera mil años, mil años te quisiera – recuerda la canción que hoy escuchaba con su amigo. Como los tiempos que paso en la eternidad y yo aún te amo – responde una imagen borrosa de la hermosa mujer.


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