Wednesday, May 6, 2015

Primer amor, no se olvida

Definitivamente, he mentido todo este tiempo; he mentido al decir que no te amaba. Elena, te sigo amando y eso no va cambiar.

Hace poco encontré un cuaderno rojo, era uno de los primeros de la Cantuta, en él había escrito muchas veces tu nombre con cursis versos. Recordé esa época, de los paseos, de la vida en la iglesia, de tus proyectos y los míos, que por supuesto, no se cruzaban para nada: tú por tu lado – junto a tu familia – y yo por el mío.

He cometido muchas torpezas, por favor perdóname esta última. Pasa el tiempo, y sigues siendo increíblemente bella.

Lo que me contaste, lo guardaré. Al llorar juntos por la infeliz decisión que no fue tuya, y acariciarnos – tú fraternalmente  y yo con las ganas de amarte – me di cuenta que no voy a poder olvidar mi amor por ti. Si eso te choca, si te jode como me lo decías antes; perdóname, no voy a pretender nada más, ya soy grande, ahora solo me toca trabajar y estudiar, ya no estoy para seguir un amor adolescente que nunca pudo ser. 

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