Thursday, May 7, 2015

Afán de vivir

Sebastián se levanta, son las 10 am, estuvo tomando hasta las tres, se quedó en la habitación de su amigo. Su madre le timbra – Nella usa el celular de su esposo.

Hola mamá, ¿qué sucede? Sebastián, ¿puedes venir temprano?, tu papá ha salido y no sé quien va recoger a la bebe. Mamá, no puedo, recién voy a salir a trabajar, hoy me toca a partir de la una hasta las cuatro, al menos que la recoja antes de la una. Ya pues hijito, te vienes. Llego a las doce, cosa que almuerzo antes de ir a trabajar.

Sebastián se incorpora, ve a Henry tirado en la cama con los zapatos puestos así que decide quitárselos para que se acomode mejor; Henry se levanta, se toma de la cabeza, llora y golpea la pared. Sebastián le pide que se calme, que duerma; pero su amigo no le hace caso y lo empuja para que le deje en paz. Henry se acerca a la mesa donde están los platos, recuerda que esos platos son de Camila, llora y tira la mesa.

¡Carajo!, ¡qué tienes!, ¡quieres que te boten! No me importa, ya no me importa nada; esa mierda se cagó conmigo; ahora sí que la voy a mandar a la mierda. Deja de hablar así, duerme, luego que hayas descansado pensarás mejor las cosas. Llámala, quiero saber dónde está. No tengo saldo. Sí tienes, llámala. No tengo saldo, no me entiendes, te digo que no tengo saldo. Sabes que siempre me hace esto, siempre me deja así; primero son sus hijas, primero sus tíos, sus hermanas, sus amigas y yo, Henry siempre es después. Ya lo conversarás con ella; era muy tarde y tenía que irse. Pero por qué se fue así, no tenía que irse así; esa mierda siempre me deja así, no podía decir que necesitaba irse; yo siempre la he dejado en su casa, por qué tenía que irse. No sé, quizás tenía que hacer algo, tienes que conversar con ella.

Henry empuja a Sebastián contra la pared y le pide que se vaya.

Vete y no vuelvas, soy una mierda y me merezco lo que tengo. No jodas Negro, amigo ya fue, descansa; mañana me voy a reír de todo lo mal que te estás portando. No amigo – Henry le abraza como pidiéndole perdón -, yo soy malo; te hice mucho daño y peor fue lo que le hice a Elena. Ya pasó, ella ya te perdonó. Tú no sabes, ella nunca podrá perdonarme algo que le hice. Pues estoy seguro que si no lo olvida, al menos ya te perdonó – Sebastián no quiere saber qué es lo que hizo Henry, piensa que lo que le va contar su amigo será algo tan terrible que hará que lo odie. ¿Y tú me perdonarás? Déjate de huevadas Negro, ya pasó, yo soy tu hermano. Vete, déjame voy a estar bien.

Henry abraza a su amigo nuevamente y le dice que le quiere; a Sebastián se le inunda los ojos al verlo así. Sebastián sale del cuarto preocupado por lo que pueda hacer Henry.

***** 
Llega a su habitación, se quita la ropa, se ve en el espejo y se concentra unos segundos en su rostro estresado, se mete a la ducha.

Va al nido de su sobrina, pide a la profesora para llevársela y sale con la niña, quien le hace una serie de preguntas inocentes. Él le responde con pocas ganas, pero igual trata de darle un razonamiento dirigible para la pequeña. Piensa en qué es lo que hizo Henry, y por qué Camila le ha dejado; se preocupa por lo que vaya hacer su amigo, decide timbrarle; pero Henry tiene el celular apagado.

*****  
Deja a la niña, no almuerza porque es muy tarde; así que se va al colegio. La directora le saluda con el gesto de “otra vez llegaste tarde”, y él, buenas tardes miss, con una amplia sonrisa.

Explica sobre el crecimiento económico y todo lo ve sombrío; piensa en las crisis económicas, en las reformas estructurales necesarias en salud, justicia y educación; que la economía mundial está en crisis; no ve nada positivo. Sus alumnos le escuchan y piensan que su profesor está más realista que nunca.

***** 
Sale muy cansado, camina por el parque y piensa que su melancolía es producto del alcohol; siente que la vida no tiene sentido; está cansado, tiene que ir a la universidad a dar un examen, pero también debe preparar un informe. Quiere dormir, pero debe seguir despierto. 

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