Saturday, November 22, 2014

Patricios y plebeyos

Los chicos quedaron sorprendidos de la teoría freudiana, el más inquieto de sus estudiantes se acercó, le dio la mano y le dijo, ha sido su mejor clase.


Sebastián está cansado, es viernes, termina su semana con el curso de “Penal”; podría no asistir, no esta programado ningún trabajo ni exposición. Al firmar su salida se encuentra con la profesora Yolanda.

Un momentito Sebas. Dígame profesora. ¿Estás apurado? Este – no sabe qué decir, casi nunca tiene tiempo para la profesora -, este… sí, la verdad sí estoy apurado, tengo que ir a comer y luego a la universidad. Entonces aprovechamos y comemos juntos. Es que voy a mi casa a comer – revisa sus bolsillos y no tiene más que un par de monedas. Pero hay que comer aquí en el cafetín. La verdad es que no me alcanza; pero dígame en qué puedo ayudarla. Yo te invito. No, no se moleste. No es una molestia, tú nunca tienes tiempo para mí, andas de aquí para allá, necesito de tu ayuda, vamos. Está bien.

Caminan al cafetín, saludan a la directora que está en una mesa con su hija; a Sebastián le gusta que la directora esté allí y que piense que él está haciendo horas extras. Se sientan y la profesora Yolanda pide un ají de gallina, Sebastián un saltado de pollo.

Quiero que me ayudes con unos videos, quiero terminar el año – baja la voz para que no le escuche la directora -, quiero terminar el año con una exposición de lo trabajado por el área, los videos serían de focus group. Claro, podríamos hacer reflexionar a los chicos sobre los foros que hicimos. École, tú captas rápido la idea; qué te parece si lo hacemos en el auditorio. Creo que podríamos hacer tres videos y deberíamos hacerlo en diferentes lugares, uno en el auditorio, otro en un salón y el tercero puede ser en la biblioteca. Tienes razón, además hay una canción en quechua que los chicos de tercero han preparado y necesitamos grabarlo. Ya, le parece si grabamos el día jueves, después del recreo. Así queda. Ahora me voy, llevo retrasado media hora. Apúrate.

Sebastián se apresura bajando las escaleras – el cafetín está en el segundo piso –, se encuentra con Carlos, queda en que le hará el favor de ver unos documentos.

Tiene solo dos soles, y el almuerzo le ha quedado chico. Recuerda que David le pagará veinte soles por un ensayo, con eso podrá comer algo a la salida.

Toma el carro, un señor - que supuestamente ha estado en el penal de Lurigancho- pide una colaboración para su tan alicaída economía que ha coincidido con su próspera reproducción; no le interesa mirarlo y se hace al dormido.

Recuerda a Diana y se pregunta si será cierto lo que le contó. Ahora ella está en Italia, con la niña que dice que es hija de Sebastián. Y si fuera qué, no tiene ningún sentido decirle a una niña de doce años que tiene otro padre en Perú, para qué, no es que no la quiera, pero piensa que no se merece ser padre.

**** 
Entra al salón, el profesor es muy amable con él y no le dice nada, pasa la voz a los romanos. Quisiera sentarse al lado de Kev – el romano más noble -, pero piensa que hoy tiene que atender a David y a sus amigos.

Recibe los siguientes mensajes de Camila:

Mensaje 1: Sebastián bonito te fuiste :’(
Mensaje 2:  :’(:’(:’(:’(:’(:’(:’(:’(:’(
Mensaje 3: Ya no te quiero maio :’(
Mensaje 4: Te quiero, <3

No entiende el último jeroglífico, pero se contenta porque Camila lo quiera tanto. Quiere mandarle un mensaje, pero no tiene saldo.

**** 
En la hora del break, conversa con David sobre el ensayo y le pide el dinero. Recarga su celular – cinco soles – y llama a Camila.

Hola Camila, perdóname que no pudiera responderte, me quedé sin saldo. No te preocupes Sebas, cómo estás, hoy preparé ají de gallina y quería invitarte. Estoy en clases. ¿Estás con ese gordo? No, a él no lo veo más que los miércoles. Ya, porque quería ir a visitarte para sacarle roncha. No, mejor lo planeamos con anticipación; ahora te dejo porque tengo que entrar. Ya amiguito, nos vemos el domingo verdad. Por supuesto, en mi cama, diré en mi casa. Jajajaja.

***** 
Profesor podría darme el tema “crimen organizado”. Por supuesto Rivas, al mejor de mis alumnos lo que pida – el más destacado de los doctores elogia a Sebastián, para roncha del gordito.
Sebastián camina contento hacia su silla. Ángel se le acerca.

Sebas, hoy será. Si me invitas. Por supuesto, al dios de filosofía. No digas eso.

El profesor Velasco pregunta la hora y da por concluido la clase. Sebastián sale con los romanos Ángel y David. Ángel llama a Keni .

Oe apresúrate, sabes con quién nos vamos al point – Sebastián se admira que esté rumbo al “point”-, sí huevón, apúrate.

Llegan al point – una tienda que tiene un banco de piedra. Sebastián se dice que Roma deba ampliarse y hacer partícipe a sus, aunque plebeyos pero nobles, acompañantes.

De los tres plebeyos, el que más simpático le parecía era Ángel; pero quién primero le demostró amistad fue Keny; aunque David siempre ha sido muy amable, pero su poca preparación le hacía desmerecedor de atención. Ahora lo sopesa mejor, los tres valen y son dignos de tener su amistad y alianza.

Primero tres, luego otras dos, y Keni saca tres. Su calidad de dios de filosofía acabó. Sebastián se cubre los ojos y hace como si estuviera llorando, Ángel se admira al ver al noble romano en ese estado y le pide que cuente su historia:

Ella era muy hermosa, sabes qué la hacía hermosa, sus ojos. Sus ojos, no sé qué color tenían, eran verdes o azules, no sé – hace sonar su nariz sistemáticamente -, era artista plástico y tenía en gran estima a un crítico de cuadros. Una vez fui a ver a ese señor, en una exposición en Miraflores y me le acerqué y me invitó a su departamento para tomar algo. Cuando estaba en su sofá, se me acercó y me agarró la pierna – Sebastián se toca la pierna como supuestamente lo habría hecho aquel hombre – y me pidió que me relajara. En ese momento saqué el revólver y le apunté; por su culpa mi chica se había matato, ella le consideraba tanto que cuando él criticó sus cuadros para mal no lo soportó y acabó con su vida; por eso me fui a vengar.

¿Lo mataste? – Ángel pregunta asustado.

No – Sebastián mueve la cabeza. Sentí como se derramaba el líquido por su sofá – suena su nariz quedito y sonríe -, el maricón se había orinado.

Cualquiera, puta pero qué feo por tu chica, qué era tan importante ese crítico – pregunta David.

Sebastián se tapa los ojos, se le ve tan triste; y su historia ha coincidido con la llegada de las tinieblas.

Saben cómo se llamaba ella, ella… Mario Vargas Llosa, Ojos Lindos – Cuadros feos. Sebastián sonríe, y todos quedan estupefactos por la historia.

*****  
Keny se queda en la universidad, Ángel, David y Sebastián se van hasta el paradero. Antes, Sebastián compra hamburguesas para los tres, se ha quedado con tres soles, se entristece porque no tiene dinero. Ángel piensa que Sebastián está muy embriagado, por eso decide llevarlo hasta su casa. Ambos toman el bus y dejan a David esperando el carro que lo llevará a la “28”.

Sebastián le pide a Ángel para bajar a mitad de camino, quiere orinar; él está de acuerdo porque igual quiere orinar. Bajan en la “Hacienda” y van a una pollería en busca de un urinario.

Suben a otro bus que los lleva a ambos por un sol. En este trayecto, Ángel guía a Sebastián – abrazado – para que camine. Al bajar hace lo mismo, le guía por la Chimú y lo deja en su casa.

**** 
Sebastián sube a su cuarto, Camila le llama y le entera que le han escogido reina; y él la felicita porque le parece que no solo lo merece por su esmerada anatomía sino que también por lo inteligente que es.

Timbra a Elizabeth, se había prometido no hacerlo, no contesta. Prende la computadora y ve una foto de Elizabeth con William, entonces decide postear lo celoso que está.

**** 
El senado es una asamblea de reyes, pero un día han de compartir patricios y plebeyos los mismos honores. Quizás ese día deje de ser el cónsul. Piensa mirando el techo que no tiene estrellas. 

Thursday, November 20, 2014

El romano más noble

¿Qué vas hacer mañana? Voy a ir a dictar clases hasta la una y luego a la universidad, tengo una exposición muy importante a la una y luego de seis a diez y media en mi clase de Constitucional, aunque estoy pensando que no iré a esta última clase porque estaré muy cansado. Entonces nos podemos ver en la noche – Elena quiere ver a Mario. Está bien, sería bueno, estaré muy cansado pero verte me hará bien. Entonces voy a tu cuarto mañana a las siete. Así quedamos.

****
Mario se queda preparándose hasta las dos de la mañana, le interesa hacer una buena exposición porque estarán los romanos allí y quiere demostrarles que no se equivocan al elegirlo como su líder. Duerme hasta las cinco, se levanta con la alarma del celular y continúa con su lectura de las “Servidumbres”.

Se lava la cara y se da cuenta que tiene ojeras, no importa, el objetivo es tener el contenido. El tiempo pasa, se dice que tendrá que volver temprano para poder limpiar su cuarto y recibir a Elena.

Son las siete y media, sale apresurado al colegio, llegará tarde y justo ahora que está con falta por lo de la botella. Saluda al auxiliar, firma su ingreso y Sofía le sonríe, él también es simpático, le sonríe y además le manda un saludo de Elena que aún ella no le se lo ha pedido que le diga pero sabe que le pedirá que salude a su amiga Sofía.

En la clase, reniega con el niño Diego porque se traslada sin pedir permiso. Hace una dinámica acerca de la importancia de trabajar en equipo, es su clase de tutoría.

Termina, está cansado, quiere dormir, pero tiene que dictar un par de horas más, aprovecha su tiempo libre y en la biblioteca – que en realidad es una sala donde se tienen las cosas que ya no se usan y por allí algunos libros – se recuesta en una silla y trata de dormir algo.

Dicta clase de geografía, trata sobre Europa, especialmente los países Alemana, Inglaterra, Francia, Italia y España han recibido su atención, los niños se muestran interesados por los mapas que comparte en su ppt y los datos de las potencias europeas.

Pide a los chicos ubicar algunas unidades geomorfológicas en un mapa mudo que les brinda. Cuando está revisando lo que trabajan los chicos, se escucha desde afuera "El sol no regresa”de "La Quinta Estación", y que es cierto – se dice -, el sol no regresa, será que el sol se fue con Elizabeth.

Termina, sale apresurado para poder cambiarse, es su exposición brillante, dedicada a los romanos. Brandon le manda un mensaje:

Apúrate Mario, ya vamos a comenzar.

Solo tiene veinte céntimos, así que decide mandarle un mensaje y guardar diez céntimos para timbrar a Elena. Responde:

Asu, estoy full; llegaré en una hora.

Brandon le apresura con más mensajes, pero ya no le puede responder.

Mensaje 2: Apúrate que después de esta exposición nos toca.

Mensaje 3: Marioooo dónde estás?, apúrate ya nos toca.

Prende el radio y se mete a la ducha. Está cansado, reposa su cabeza en la pared de la ducha y deja que le caiga el agua, llora, recuerda a Elizabeth y piensa que todo su esfuerzo es en balde, porque a ella no le importa. Se da ánimos y se dice que lo mejor es que está comprometido con los romanos y eso le mantiene en pie para seguir, ellos también son un motivo.

Sale, se seca y se sienta en la cama, se pone la trusa, las medias azules Hush Puppies, y antes de subirse los pantalones ve el último mensaje de Brandon:

Mensaje 4: Nos toca exponer la otra semana no te preocupes.

Se tira a la cama, y se escucha en la radio “Locura Automática” de la Secta, se queda unos minutos pensando. Se da ánimo, se incorpora, se quita los pantalones de tela que los tenía puestos a la mitad; busca unos jeans y una camisa manga corta.

Toma el bus, duerme en el camino.

Al llegar no encuentra a Brandon, pero igual, todo está tranquilo, la profesora está haciendo clases, cuando un gordito del salón le pide a la profesora para que Mario y su grupo expongan ya que según el cronograma les toca; Mario no muestra ninguna molestia porque le parece que es justo y además que se sentía mal porque después de una madrugada lo mínimo es que deba exponer y así no estar con inconvenientes en otro momento; la profesora no quiere, pero éste gordito insiste; por lo que él mismo se pone de pie y le dice a la profesora para exponer.

Timbra a Brandon, éste le llama y le entera que la profesora les está pidiendo que expongan.

**** 
Su exposición habría salido excelente si es que no hubiese tenido el impase que el mismo gordito que pidió que exponga le estaba incomodando con su celular, alumbrando su vista mientras exponía, por lo que se molesta y les amonesta, esto incomoda a la profesora, y ella salomónicamente reprende tanto a Mario como al gordito.

Se siente mal, porque había estudiado toda la madrugada y le sucede este tipo de inconvenientes, además ningún romano le da su apoyo, todos se van. De lejos ve a quien cree el romano más noble – Kev -, y él tiene el gesto de regresar y caminar junto a él.

Qué fue Mario. Nada, que me molesté por esa tontería que hacía el patita ese. Sí, lo vi, pero no pensé que te molestaría. Llevo los ojos hinchados por toda la madrugada que he estado leyendo y haciendo mi ppt; yo quería venir en terno pero como me dijeron que ya no expondría, y salió así todo. Tu exposición salió muy bien, que no te incomode esas cosas. Gracias - Mario lo mira y recuerda a su amigo y se dice que éste es el romano más noble.

**** 
Llega a su casa, se pone a limpiar el cuarto. Timbra a Elena para que ella le llame.

Mario, estoy en un minuto en tu puerta. Entonces bajo.

Al minuto Elena aparece, lleva unos jeans bien pegado y una blusa negra.

Estás bien cansado. Sí, he tenido muchas cosas que hacer, pero quería verte. Yo también, pero quería decirte algo, no me han gustado tus poemas. Ya sé por qué no te gustan. A ver dime por qué. Porque le digo que Elizabeth es mentirosa. Pues sí, tienes toda la razón, tú pones tus post en público para que ella lo lea y se ha de sentir mal. Tienes toda la razón, pero es que el amor es así, una pequeña mentira para el enamorado es como una gran traición, no quiero que ella se sienta mal, sino que sepa que la amo y que al más mínimo de sus gestos, ideas, actitudes, estaré pendiente de ella.

Elena saca de una bolsa, un pedazo de panetón y sirve el agua que Mario tiene en su mesa.

Gracias Elena. Mario, creo que Elizabeth no se merece esos poemas, tú me has contado lo buena que ha sido contigo, que es una chica sensible y que además es muy inteligente y saca rápidamente conclusiones; si lee tus posts puede pensar que no confías en ella, que le tienes un mal concepto. Puede ser, por eso ya no voy a escribirle así, lo que pasa es que lo bonito que me trataba ya no lo puedo replicar, porque hace mucho que no sé de ella, si tuviera los gestos de antes.

Sabes lo que me gusta de Elizabeth – pregunta Elena. ¿Qué? Que te ayuda a escribir. Ella es mi inspiración - Elena era antes la inspiración de Mario y también se lo dijo, por lo que se apena al recordar.


Wednesday, November 19, 2014

Cerveza

Podrías traerme el corrector que tengo en mi mochila – el profesor Rivas le pide el favor al alumno que se parece a su amigo. Ahora mismo voy profesor.

El niño demora, el profesor Rivas va al salón para ver qué le pasó.

Profesor – a él no le llaman “profe” -, Piero sacó de su mochila una cerveza. ¡Qué!

El profesor Rivas no revisó su mochila antes de salir de casa ya que se estaba yendo a la universidad, pero le llamaron para llenar unos formularios.

¿Y dónde está la cerveza? El auxiliar se ha llevado a Piero con la cerveza a la dirección. 

El profesor Rivas está preocupado, la directora es muy molestosa con él y encima esto. Pero también está el auxiliar que no le cubre, es que ese auxiliar es más franelero con la directora. Quisiera llamar a su amigo para reclamarle, pero es en balde ponerse furioso en este momento, mejor es estar tranquilo y escuchar la amonestación de la directora.

**** 
Profesor Rivas, me dicen que usted ha traído esta botella de cerveza. Lo siento mucho directora, no ha sido mi intención; ayer salí con un amigo y compramos cuatro de estas cervezas, él me dijo que había dejado una de ellas en el camino, yo le creí y no pensé que lo había dejado en mi mochila, me supongo que ha sido una broma. Yo le podría comprender, pero lo malo está en que los padres lo van a interpretar mal y tampoco le podemos dar explicaciones, y encima se le ocurre pedirle a un estudiante que revise sus cosas – la directora no le mira cuando le reclama. Le pedí que me trajera un corrector, yo ignoraba que tenía la botella. Esto le podría significar un memorándum con su respectivo recorte económico. No tendría ningún inconveniente, me lo merezco, he sido muy ingenuo al venirme con la mochila sin revisarla. Pues sí – a la directora siempre le cayó mal el profesor Rivas, pero quiere serle simpática en esta ocasión -, pero voy a considerar que me está diciendo cómo le han engañado… tiene que tener cuidado con sus amistades. Solo puedo tomarlo como una broma de mal gusto, pero igual voy a conversar con mi amigo. Que no se vuelva a repetir. Gracias por su comprensión directora.

*****
Al salir de la dirección, se encuentra con Sofía.

Hola Mario. Hola Sofía – está cabizbajo. Tienes que tener cuidado, yo pensaba que tú no tomabas. Sí, con los amigos, en una conversación; pero no pensé que me harían esto. Muy mal de parte de tu amigo de hacerte este tipo de bromas. Felizmente la directora no se molestó mucho. Mi mamá está de buenas hoy porque mi hermano ha llegado del Brasil, todos estamos contentos. Ah que bueno, seguro van a festejar en tu casa, te regalo esta cerveza. Jajajaja… no puedo aceptarlo, en casa no tomamos cerveza. 

***** 
Pudo ser peor. No sé Luiz, no sé la verdad, estoy que pienso en ese pata, me hace renegar. Para la próxima llámame a mí, no voy a estar como un infantil escondiendo una cerveza, ¿qué te dijo ese pata? Nada, no le llemé porque soy capaz de mandarle a la misma y no quiero arrepentirme; solo le escribí, pero no me ha respondido. 

Monday, November 17, 2014

LOS ROMANOS

En el Senado, el Cónsul se pone de pie y los romanos lo pifian. Toma la palabra e inicia discusión con el segundo romano más influyente.

****
No saben que los romanos eran los ciudadanos más civilizados de su contemporaneidad.

¿Y eran traidores?

Jamás, la traición era castigada con el destierro - muerte política - o la misma muerte física.

Entonces tú no eres merecedor de llamarte romano.

¿En qué medida te he traicionado?

No de forma oral, pero si con tu gesto, al dejar la “Constitutio” en el suelo, a manera de cualquier cobarde. Por eso el Senado ha decidido desterrarte.

Soy Primus inter pares, si mi objetivo era dejar Roma; hubiese destruido todo vestigio de mi permanencia; hubiese destruido la “Constitutio”, no dejarla en el suelo del Capitolio.

Roma está destinada a ser un imperio, pero no de traidores.

Roma se fundó con sangre del hermano que traicionó. Así siempre ha sido la historia de Roma y no tiene por qué cambiar en un círculo que lo remeda. Nuestra Roma se fundó con la traición de un hombre vil, sujeto a quien le hemos dado la oportunidad para ser parte de nuestra historia. Porque teníamos ya una ley antes que existiera nuestro círculo. Nuestra ley es la de la hermandad. Y por eso se le eliminó tras su afrenta de no someterse al Senado.

El Senado desconfía de ti.

Así mismo a Roma siempre se le ha caracterizado porque su líder ha dejado de serlo tras su muerte. Entiendo que no están conformes conmigo. Roma tiene un líder y solo lo podrán sacar de su status con su muerte. Es el Senado quien puede eliminarme, frente a él soy un romano más.

Si dices que no nos has traicionado, ¿por qué dejaste la “Constitutio”?

Porque con ese gesto les digo que es momento que decidamos qué hacer con Roma. Yo he decidido estar en pie con Roma, ¿qué decide el Senado?

****
El más joven de los senadores propone:

Creo que debemos incendiar Roma y acribillar al cónsul... o imponer orden en nuestra ciudad. 

Sunday, November 16, 2014

El rey mendigo

Echado en mi cama, pensando en ti.
La princesa Elizabeth no quiere casarse. Ha sido llevada a la corte para contraer nupcias con el rey. El rey la trata con la calidad merecedora de la nobleza de sangre y espíritu de la princesa, pero ella no lo ama y piensa que nunca lo amará.

El rey como mendigo le ruega por su amor, a ella no le interesa.

El rey se enfurece, no soporta la negativa de la princesa y decide expulsarla de la corte para olvidar su rechazo; pero su amor por ella le reprime tal ignominioso trato.

La princesa ama al conde Alberto, y se entrega a él. Ella no quería verse deshonrada por tal desliz y por eso le pide al conde que se case con ella, a lo que él lo rechaza.

En palacio se corre el rumor que la princesa está embarazada, y que el hijo será del rey. El rey se entrevista con ella.

**** 
Su majestad, mi presencia le ha de ser aborrecible.

Jamás princesa Elizabeth, me ha dolido vuestras mentiras, vuestro desprecio, pero jamás me has sido aborrecible.

Su majestad, he sido deshonrada por un infame conde, estoy embarazada, usted puede decidir mi suerte.

Me has enseñado que no puedo decidir por ti, eres fuerte princesa, y defenderás tu libertad; tu suerte depende única y exclusivamente de ti; yo te amo, pero eres tú quien debe elegir: Ser la reina de este castillo o regresar a tu provincia y disfrutar de las atenciones de lo que te procure la riqueza de tus nobles padres.

Su majestad, es usted verdaderamente el hombre más generoso; me ofrece la corona a pesar de lo mal que me he comportado. Este castillo es mi destino y será el de mis hijos, yo decido ser la reina.

****
El rey proclamó que la princesa había sido su mujer y que en su vientre se desarrollaba el Delfín del reino.

Así contrajeron nupcias, el castillo se cubrió de cristales para la ocasión; la princesa vestía seda traída de los reinos del Oriente, llevaba piedras preciosas de las posesiones del Caribe, su belleza y simpatía de niña era lo que más la realzaba. Los adictos a ella decían, la princesa se lo merece, quién puede negársele a tan dulce criatura.

****
El rey embriagado, después de las celebraciones, lleva a la reina a su lecho; quiere hacer el amor, pero ella no lo acepta, él la fuerza, arranca el vestido y la posee.

**** 
Su majestad – se dirige el conde Julián -, es mi deber decir lo que se dice acerca del vástago a quien usted ha declarado como nuestro Delfín; se dice que es hijo del conde Alberto.

He escuchado tales cosas, y ante la duda del pueblo no puedo más que actuar. El conde Alberto ha de viajar a los Alpes y allí tendrá que contraer matrimonio; te delego tal tarea.

¿Y en cuanto a la criatura que lleva la reina, Majestad?

Siendo que ha sido declarado Delfín, solo se le podrá quitar tal título con su muerte. Yo me encargaré.

**** 
De noche, el rey se acerca a la reina que está descansando en su cama, saca un cuchillo y le abre el vientre; los gritos atroces de la reina no se escuchan. El rey saca al feto, lo levanta vivo y aplasta su cabeza.

Dos comadronas entran y le reclaman a la reina por lo que presuntamente ha hecho. La atienden y se acercan al rey para darle la noticia que el Delfín a muerto. El rey llora.

**** 
La reina aún convaleciente, debe atender al rey. El rey se le hecha y la posee.

¿Es este cuento realidad?
Real mi reina.

¿Acaso este castillo no está en el aire?
No pienses que estás soñando.

Afuera todos sonríen, el reino es uno de los más pacíficos y prósperos, qué hace que en el núcleo de este castillo se cometa tal atrocidad contra la reina.

Eres la reina, tú elegiste. Pudiste elegir al mendigo, pero elegiste al conde y el conde te deshonró. Pudiste volver a tu castillo provincial, pero elegiste el castillo central, y en ese catillo está el rey.

El rey era un monstruo.

Moraleja: Elige al rey mendigo y no al rey generoso.


Este cuento está dedicado a Elizabeth. (16/11/2014).

Saturday, November 15, 2014

Los cuadraditos de tus mentiras

Los cuadraditos de tus mentiras,
Cuando supuestamente no estabas,
Y pasaban días sin saber de ti.
Fechas antiguas que podía leer,
En una supuesta contemporaneidad.

Los cuadraditos de tus mentiras
Cuando hablabas quedito,
Y ahora que hablas sin menor gesto,
También son mentiras.

Es que son dulces,
como los que me prometiste
Que no llegan,
Que entristecen,
Los cuadraditos de tus mentiras.



Friday, November 14, 2014

Bonitos gestos

Qué bonito reloj. Gracias, me lo compré ayer, para hacer juego con mi vestido, ¿te gusta? No te digo que está bonito, pensé que era algún regalo de tu enamorado – Alexandra piensa que Mario nunca le regaló nada.

**** 
Señor, ¿cuánto me cobra hasta la seis de Horizonte? – el taxista reconoce a la señorita que le ha parado, fue su estudiante hace cinco años atrás. Ocho soles – Alexandra acepta, porque normalmente le cobran diez soles.  

¿Y usted siempre trabaja de noche? Sí, en las mañanas trabajo como profesor y por las tardes preparo mis cosas para el día siguiente, ya de noche me pongo a taxear. Wow, ¿usted es profesor?, ¿de qué colegio? Ahora enseño en un colegio nacional, aquí por las Flores. ¿Es soltero? No, soy casado, tengo una hija. ¿Y está enamorado de su esposa? Es usted muy curiosa señorita, pero sí, la amo, aunque creo las cosas están cambiando a raíz que compré este auto, ahora me dedico más al trabajo para poder pagar un crédito que sacamos hace poco para el techado de nuestra casa.

Suena el celular del taxista.

No va contestar. Es mi madre, yo vivo cerca de aquí, ya me voy a mi casa porque hoy es el cumpleaños de mi señora. Entonces está de fiesta, ¿y qué le va regalar? No podré regalarle nada, estamos juntando para nuestra letra, ella comprende. Por favor, tome este reloj – Alexandra le da el reloj al taxista -, me lo compré ayer, solo hoy lo he usado, es usted un buen hombre y seguro que su esposa es una buena mujer. No puedo aceptarlo. Acéptelo – el taxista coge el reloj.

**** 
Elizabeth corta la comunicación, era su madre que le pedía que le envíe sus medicamentos. No se puedo matricular en el instituto porque no le alcanzó el dinero.  

Al salir de su trabajo, camina por Sucre y encuentra un niño llorando, lleva los mocos colgados, está sentado en una esquina y tiene en la mano derecha una cajita de frunas. Pero llama su atención que frente a él hay un billete de cincuenta nuevos soles, entonces se sorprende por la situación, se puede estar en tan mala circunstancia que ni siquiera se ve lo bueno que se tiene delante. Ella pudiera llevarse el dinero, pero no lo piensa y se lo da al niño.

*****
Elizabeth se encuentra con Flor y le cuenta de su desprendimiento. Su amiga le increpa lo tonta que ha sido.

Thursday, November 13, 2014

El Coloso Solitario

Hola Alexandra – Antonio la saluda sin beso. Antonio un momentito por favor, ayer te vi que estabas discutiendo con una chica bien alta, ¿ella es la tal Elizabeth? No, es una compañera de mi salón, su nombre es Carla, y sí, discutíamos porque le fallé con un trabajo pero aclaramos – Antonio cree que no debería darle explicaciones, pero igual lo hace.

Alexandra se escusa.

Ah, solo me entró curiosidad de saber si ella era la famosa Elizabeth, ya me voy, tengo clases aquí; a ver si nos vemos el miércoles que no hay clases. No puedo, he quedado para salir con un amigo. No será con una amiga. No, es con un amigo – ahora piensa que hizo bien darle explicaciones sobre Carla y Elizabeth, es mejor ser honesto -, él tiene problemas y vamos a conversar, quizás tomemos un par de cervezas. Y no tendrás tiempo en la mañana. En la mañana dicto clases. Ya, pero entonces no me vas a llamar. No Alexandra, no te voy a llamar, y no me hagas prometerte algo que no quiero.

Alexandra se voltea y camina rumbo a su aula. Antonio sale de la universidad y llama a su amigo para recordarle que es un hecho que mañana se verán.

***** 
Elena escribe en el chat:
Mariooooooooooo.

Mario responde:
Elenaaaaaaaaaa.

Timbra el celular de Mario.


Hola. Hola Mario soy yo, he cambiado de teléfono. Hola Elena, qué ha sido de tu vida mujer. Como siempre trabajando y cuidando a los niños; te llamé porque ayer te soñé. Sabes que te quiero cada vez que me dices eso – Mario y Elena siempre se sueñan cada vez que algo malo le pasa a uno de ellos -, entonces piensas que algo malo me está pasando o que no la estoy pasando muy bien por mi lado. Sí, por eso mismo quería saber cómo estabas. Pues, estaba tranquilo hasta hace un par de semanas, pero el recuerdo de Elizabeth me quita todo optimismo. Mario, lo mejor que hizo Elizabeth es irse, más bien creo que la juzgué mal, después de todo ella hizo lo correcto – Mario piensa en que Elena se está gastando mucho saldo en esta llamada. Sé que tienes razón, después de todo lo que me dijiste era cierto. ¿Qué te dije? Que al final tú te quedarías conmigo. Jajajaja, pero eso fue una broma; al final te vas a quedar solo, a caso no eres el Coloso Solitario. Jajajaja..., tienes razón.

****
Adelaida escribe en el chat:
No entiendo por qué tanto la esperas, no le importó todo lo que hiciste, no le bastó el tiempo y recurso que gastaste, no le mereció que le dedicaras noches y madrugadas de poemas. 
  
Sebastián responde:
Pero leyó los poemas, aunque ya no me da palmaditas, ni me llama con el mismo afecto, ella leyó mis poemas.


Wednesday, November 12, 2014

Crisis de espíritu




Los celos infantiles emergen del miedo,
De la pérdida de los bienes
que no poseo de ti.
De no poder oler tu perfume,
De no poder tocarte,
De no poder besarte.


***

Al notar tu ausencia,
Se apaga la luz.
Al desaparecer tu imagen,
Sensación fulminante
de quedarme solo.



Tuesday, November 11, 2014

Incógnita X

Antonio entra a su habitación, tiembla. Lo hizo, lo hizo y no sabe cómo es que se atrevió, tiemblan sus piernas y manos. Se quita la ropa, y echa en el piso y pareciera que tuviera un ataque de epilepsia, pero no, solo tiembla, es miedo.

Mira el techo, no prendió la luz por lo que el cuarto está a oscuras, con sus ropas tiradas. Sonríe, recordando a Elizabeth, sonríe recordando a Elena, sonríe porque tiene miedo y la angustia le provoca esa mueca.

Siente más frío, quisiera ponerse en la cama, pero está paralizado; piensa que se debe levantar para estar mejor, pero no lo hace. Piensa, piensa, piensa en lo que hizo.

****
¿Estás loco?, ¿estás loco Antonio? No, no estoy loco. Pero lo que hiciste fue muy arriesgado. Ahora no crees que soy predecible – Elena queda estática.

Es la incógnita x.

**** 
Toma. ¿Qué es? Ábrelo, lo necesitas. A ver – Elizabeth abre el sobre y encuentra los veinte soles que por descuidada había perdido, pero el sobre contenía caracteres -, son tuyos, yo los perdí, los tomo ahora; pero luego te devuelvo Cholito. No, al menos que hagas algo más extraño para devolverlo; mi intención era llevarlo a tu casa, pero si me dices que Flor se pondría más nerviosa, mejor no la molesto.

Elizabeth se va al baño y bota el sobre en el tacho, piensa que debe contener una declaración y que mejor debe dejarlo.

**** 
Antonio escribe una hoja con los siguientes números:


45
15
4
6
13
18
4
5
16
13
48
15
546
315
12
45
78
65
87
98
45
131
05
646
034
X
6546
1324
3246
0324
3631
654
3416
646
316
316
3.2
X
646
65
546
654
878
979
7987
979
79
15
13
64
316
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9687
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98
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88
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95
75


En ella ha escrito quién es Elena.