Querida Azul,
Quiero comenzar por agradecerte, que me has dado la oportunidad de
nuevamente sentir amor. Puede que me critiques por idealista, pero sé que tú
también lo eres. Tu ideal de volver a tu patria, estar con los tuyos, tu vida
en una finca, una familia bonita, eso también es de idealistas. Y nada malo hay
en el idealismo, es más, mucho de bueno se encuentra en él, porque el idealista
tiene dignidad, ingenio, virtud.
Azul, yo quiero ser tu presente y trabajar junto a ti por un futuro.
Azul, te ofrezco mi espíritu afiebrado, soñador, entusiasta, generoso,
disciplinado, te ofrezco a un hombre idealista.
Y te sorprenderás que te
escriba esto siendo que en apariencia me he alejado de ti. Pero recuerda que te he propuesto para vernos muchas veces, y tú te has
negado la mayoría de esas veces; y recuerda que me has volteado la cara y me
has dejado con la palabra en la boca. Todo eso me ha dolido, recuerda, un
idealista es un hombre que tiene dignidad.
Azul, lo cierto es que tú caminas unas cuadras adelante y yo te sigo. Además,
estoy pendiente, esperando a que me escribas, cualquier cosa, una ingenuidad,
algo que me diga que quieres que vaya por ti, que te acompañe, que caminemos juntos.
Tuyo,
El Príncipe de Cleves.
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Me escribes cualquier cosa, un saludo y aprovecho para invitarte. |
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