Thursday, July 14, 2016

En Todos Mis Instantes

El Guernica, de Pablo Picasso
Hace mucho que Elena no le visita, piensa que está curado de su recuerdo; pero seguro que le hace falta en este momento que lucha para no tirar todo por la borda a pesar del desamor de Alejandra.

Se ha refugiado en las novelas, la de turno: LA TÍA Y JULIA Y EL ESCRIBIDOR; creyendo que algún día sus encuentros con Alejandra terminarán con final novelesco: ella confesándole que siempre le amó y echándosele a sus brazos. Pero en esos momentos que la literatura le dice que todo puede suceder, que la inflexible Alejandra puede aceptar ser su mujer; vuelve su pesimismo que le dice que eso nunca sucederá, que es mejor alejarse, que poco a poco terminará por olvidarse de la veinteañera.

Ya es de madrugada, Sebastián escribe un post pensando en ella - ¿qué post ha hecho sin pensar en ella? -, un post - ¿éste post? – donde expresa sus muchos cuestionamientos por su mentirosa amistad con la salerosa morena. Toma una copa del vino que no terminaron, lo siente con buen sabor, busca la fotografía desnuda de su musa, se embriaga de pura psicología.

Apaga la pantalla de su ordenador, se pone en la mesa para lectura – un lugar que especialmente ha condicionado, alejado de la computadora -, se quita los zapatos y desea tocar los pies de Alejandra con los suyos. Coge la novela del Nobel, recuerda que prometió a su amigo prestárselo una vez terminado su lectura y decide terminarla, solo le faltan doscientos cincuenta páginas, el formato es mediano, puede hacerlo, se trasnochará no estudiando para el examen final de una farsa cátedra, sino leyendo una novela. Suena su celular.

Hola Sebastián. Hola Alejandra. ¿Estás bien? Sí, gracias a ti estoy bien; si no fueras como eres, si no fueras gestual, me sería insoportable… gracias Alejandra, muchas gracias. Sebastián, estás en mis días y te extraño siempre. Tú estás en todos mis instantes, siempre me despiertas y contigo duermo; yo no te extraño, porque contigo vivo – a Sebastián se le cae una lágrima que Alejandra no imagina. 




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