La Maja vestida Francisco de Goya |
Keni se levanta, son las once;
hoy no tiene ganas de nada. Tenía examen final, pero decidió no ir; está
renegando por haberse matriculado en la mañana y no en la noche, lo hizo a
insistencia de Sebastián. Se quita el bóxer, ya lo usó tres días, debe
cambiarlos; mira en su ropero, busca el negro que marca mejor las letras de Calvin
Klein.
No quiere bañarse, así que decide
hacer un lavado menudencia: cabeza, cuello, alas y patas con trapo. Hace mucho
frío.
Mierda, pero qué frío hace. Si no
tendría que estudiar, ahora mismo me iría a buscar solcito a cualquier parte
del mundo – recuerda su viaje a Barcelona con su amigo Cristoni -; pero esos
días con Cristoni, sí que eran días de relajo, lástima que Cristoni ya no está.
Si Cristoni estuviera ahora, otro sería el asunto, no tendría que estar en esa
universidad, no hubiese conocido a Yovana y no estaría aguantando tantos
caprichitos… tampoco habría conocido a Sebastián – hace una pausa, marca el
número de su amigo.
Hola Keni, ¿qué fue niñato? Hola papi,
cómo hacemos para la publicidad. Ya te dije, no hay problema, solo que tengo
que tener libre para ir al banco. Pero date tiempo, así como me pides tiempo,
ya pues – grita – ¡ya pues hijito! Ese Keni, no te preocupes cholito, fácil el
jueves después del examen. Ya papi, voy hacer una entrega que te va gustar, te
lo paso en la noche. Muy bien cholito, ya quiero leer tu creatividad. Ya papi,
me despido. Estamos en contacto.
Se sienta a la mesa, que ya Teresa
ha servido para el príncipe. Keni se coloca graciosamente una servilleta a
manera de babero, pronuncia sus labios y le manda un beso a Teresa, quien ríe.
Esa mi Teresita, tú debiste haber
sido mi madre Teresita; si tú hubieses sido mi madre, hubiese pasado necesidad
y no sería el vago que soy. Ay joven, cómo dice eso. Caracho mi Teresita,
además me hubieses hecho un hombre de bien, no digo que ahora no lo sea, pero
me hubieses hecho un hombre de bien y de trabajo. Jajajaja, ay joven Keni,
usted sí que es bien gracioso. Pero dime pues Teresita, qué me harías si fuera
tu hijo y ves que estoy tirado en la cama hasta el mediodía. Pues de las orejas
te sacaría de la cama. Allí está, yo necesito alguien así Teresita, necesito
alguien que me jale las orejas. Si usted gusta le puedo levantar temprano. Ni
se te ocurra Teresita – Keni agranda los ojos -, mi sueño es sagrado.
Teresa se va – cojeando – a continuar
con la limpieza de la casa. Keni termina su desayuno almuerzo y se encierra en
su habitación. Se sienta frente a su ordenador, quería jugar Tekken, pero se
anima por ver pornografía, reflexiona mientras se ejercita.
Sexualmente no he progresado
mucho, sigo siendo discípulo de Onán, a pesar de estar con Yovana casi tres
veces a la semana – me cuesta en promedio cincuenta nuevos soles cada
encuentro, a veces el doble -, no me sacio con esos tres días; además que la
práctica manual es algo que en cierta medida me hace sentir mejor que estar con
Yovana, en el aspecto que soy yo quien controla todo.
**********
Ella muestra el vello púbico,
invitando a que él introduzca su mano, él se sorprende – piensa que disimula
bien; pero sus ojos ingenuos y mordida de labios poco naturales delatan su sorpresa.
Yovana toma una postura provocativa de
una prostituta de alto postín. Él se acelera – no quiere quedarse corto delante
de su maja -, pero ella es acaparadora, domina la situación. El placer que ella
misma se procura utilizando el cuerpo del pobre Keni, la hace soltar alaridos
como los de una gata en celo – y en verdad es una gata, puesto que le araña
hasta marcarle la espalda, haciéndole sangrar.
Keni no se siente feliz haciendo
el amor con ella, al menos no terminando; y no es porque no quisiera terminar,
sino que se sabe torpe en el momento del clímax; se sabe dominado, como una
marioneta que cuelga – no de cuerdas sino de largas uñas. Además está otra cosa,
su debilidad frente a ella, es a que es la única mujer a quien ha poseído; en
cambio ella, amó a más de uno, para ser más exactos amó a tres antes que a
Keni.
*******
¿Cuántos enamorados has tenido antes?
Dos – Yovana sonríe huecamente poniendo el dedo entre los dientes, cosa que
para Keni le sugería que también ella había experimentado el sexo oral. ¿Y con
los dos has hecho el amor? La verdad sí, pero con el primero solo he estado una
vez, fue una cosa extraña, no me gustó. ¿Y la segunda? Fue con mi último
enamorado, con Paul; ¿te importa mucho eso? No, pero yo no lo he hecho con
nadie, y pienso que esto es muy importante. Yo también pienso que el sexo es
importante y que debo hacerlo con alguien a quien amo y así ha sido – Yovana recuerda
la tercera persona con quien tuvo sexo, definitivamente ese desliz no le
contará a Keni -, te amo y sé que me amas, por eso quiero hacerlo contigo.
Podemos esperar – Keni se porta como la dama, pero no es una dama, solo es un
tipo con principios, su virginidad la pierde con alguien que vale la pena, no
con una puta; piensa.
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