Thursday, July 7, 2016

Feliz día profesor Rivas

El profesor entra a su salón, todos sus estudiantes gritan y le tiran picapica que hicieron con papel periódico, la brigadier le abraza y da un beso e improvisa un discurso.


Profesor Rivas, tenga usted buenas tardes, el día de hoy mis compañeros y yo queremos hacerle un homenaje por su día, por ser un buen profesor, aunque un poco estricto... – la estudiante hace sonar su garganta -, la verdad es que usted es muy estricto, pero sabemos que lo hace por nuestro bien. Estamos muy agradecidos por lo que nos enseña y porque es nuestro tutor. Feliz día profesor Sebastián.

Otra estudiante se le acerca con una bolsa negra, el profesor Rivas recibe el obsequio y un abrazo. Le toca hablar, qué decir, en realidad no se siente un buen maestro, siente que siempre para estresado y cansado y que seguro que no lo hace también como tutor como para merecerse nada. Igual tiene que decir algo.

Muchas gracias jóvenes, no puedo decir que me han impresionado porque eso sería mentirles, desde la mañana ya tenía entendido que las clases se suspenderían y que tendríamos esta celebración después del recreo, sin embargo veo que se han esforzado bastante en traer su equipo, ordenar y decorar el salón, así como traer estos bocaditos y regalo, muchas gracias.

Así de corto, Sebastián se siente incómodo porque no sabe qué hacer, prefiere dictar clases a estar a la merced de lo que se les ocurra a sus estudiantes. Ellos ríen, gritan, bailan – pocos -, no hay organización y es lo que más le incomoda. Karla se aprovecha y sale del salón junto con su enamoradito, Julio y Jason se la paran molestado a las chicas, mientras el grupo de Patricia está comiéndose todos los bocaditos. Todo es una desorganización, así que el festejado decide hacer un juego para celebrar mejor, pero los varones no quieren jugar así como algunas chicas tampoco.
Sebastián se molesta y decide acabar con la seudocelebración. Pide que se limpie el piso y que vuelvan las carpetas a su lugar. Ordena que lean el texto escolar que tomará examen.

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Revisa Facebook para ver si Alejandra le respondió el mensaje. No lo hizo, aunque vio su mensaje, ella no le ha escrito. Sebastián piensa que quizás le escribirá más rato o le llamará. Espera toda la noche para saber algo de ella, pero nada, ni siquiera una preocupación como sí lo hacía Elizabeth para esta fecha. Sebastián se va a la cama.

Suena el celular.

Feliz día cholito, seguro estás festejando. No, estoy en mi habitación, tuve problemas con mis lentes y tengo gripe. Ay que penita cholito, yo estaba pensando que estarías festejándolo con tus colegas. Muchas gracias por el saludo Elizabeth, ahora dormiré.

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Son las diez, el celular suena.

Feliz día maestro. Muchas gracias Luiz, muchas gracias amigo. Seguro soy el primero en saludarte. No, ayer antes de acostarme me saludó Elizabeth y claro, en la tarde de ayer me saludaron mis estudiantes. Pero yo soy tu primer amigo que te saludó. Eso sí. ¿Y qué fue ayer? Nada, tranquilo todo en calma, tengo gripe. Asu, qué mal. Sí, ¿quién crees que me lo pegó? No me imagino. Alejandra. Asu, todo lo malo viene de esa mujer, no solo te deja con muchos trabajos sino que hasta te pega enfermedades. Jajajaja.

Sebastián se levanta, se cambia de ropa, lava la cara y sale al mercado a desayunar. En el mercado, pide un jugo de papaya y dos panes con palta. Suena nuevamente el teléfono, se emociona porque de seguro que es Alejandra.

Hola maestro – es characato -, ¿qué tal la estás pasando? Bien cholo, aquí; estoy pensando hacer un video para reflexionar por este día. A qué bueno, si gustas te apoyo. No, lo haré con Keni, he quedado con él. Ya cholito, más bien quería aprovechar que hoy estoy libre para invitarte un caldo por tu día. Muchas gracias, pero estaré haciendo el video con Keni me supongo en la tarde y parte de la noche. Ya cholo, pero igual queda en pie mi oferta de caldo. Muchas gracias.

Sebastián termina su desayuno, paga y se despide. La señora – que es su casera – le saluda con un, feliz día profesor Rivas; él sonríe y agradece.

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En su habitación se pone a redactar el ensayo para el video sobre el día del maestro. Le escribe a Keni, pero él no contesta. Sus ojos le molestan porque no está usando lentes. Recuerda que debe recoger sus lentes, quisiera que le acompañe Keni, pero seguro que estará en otra el muchacho. Termina con el ensayo. Así que se pone limpiar su habitación.

Otra llamada. Si no es la de Alejandra, sencillamente no le importas, se dice.

Hola, coleguita, quería saludarte por nuestro día. Muchas gracias profesora, de igual menera tenga usted un feliz día del maestro, ¿cómo lo está pasando? Bien, aquí con mis hijos y nietos, ¿y usted coleguita?, ¿cómo lo está pasando? Bien, solo un poco resfriado, pero descansando. Ay que bueno – lo dice tan pausada -, qué bueno coleguita, espero que tenga un bonito día y se recupere de su resfriado. Gracias, hasta mañana. Hasta mañana.


Definitivamente a Alejandra no le importas, esperas mucho de ella, tontamente esperas un gesto que jamás tendrá contigo.

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