Wednesday, March 9, 2016

Resentido

Tengo mucha expectativa por ti, quizás tú no lo tengas conmigo, pero yo por ti – te habrás dado cuenta – me esfuerzo. Pero me fallas, me fallas.

Entiendo que a veces suceden cosas que no puedas controlar y por eso me fallas, pero entiende que cuando me fallas, me duele, porque me doy cuenta que me estoy engañando con respecto a ti. Nada se puede hacer con este respecto, pero sí se pude ser gestual y sincero.

Siempre te espero, y antes era increíble porque venías a mi deseo. Pero ahora no es así, y ahora que menos tiempo tengo, es que menos deseas verme, aun así, siempre te espero.

Cuando es tu carga, me preocupo para yo también llevarla; cuando es tu pesar, me preocupo para que te pese menos. Yo creo por encima de tus dificultades y deficiencias y estoy contento a pesar que consumo mis últimas fuerzas.

Por el contrario, cuando son mis dificultades no te encuentro, y si estás, estás cansada, ocupada o de mal humor. Entonces se me hace un nudo en la garganta porque me fallas.

Te has dado cuenta que no me es fácil decirte adiós, que es como un apagón tu marcha; en cambio para ti, a la ligereza te despides y es así que me fallas.

Ahora, todo esto no es tu culpa, es mi culpa porque soy yo quien te tiene en gran estima y al mínimo detalle me resiento. Y algo me preocupa, me inquieta que de tanto que me fallas, me acostumbre a eso y un día ya no me resienta, y me dé igual que me falles. Será muy triste ese día, el día que ya no me importe cuando me falles y digas: cuánto ha madurado, ya no se resiente.  

Todavía te sigo amando. 

El Príncipe de Cleves. 











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