Antonio esta triste porque no sabe nada de Elizabeth, ha
pasado tres semanas que ni siquiera se escriben. Él no lo hace porque la última
vez que conversaron por mensajes de texto le pareció que las palabras de ella no
tuvieron los gestos emotivos de antes.
Antonio coge el celular y escribe:
Loquita me estoy yendo al pueblo de mis padres,
¿cuánto me hubiese gustado ir contigo?
Pero no lo envía. Mira las montañas y se conmueve al darse cuenta
lo insignificante que es para la naturaleza. Los Andes son impresionantes, en
invierno están llenos de vegetación y aparecen charcos a manera de lagos
efímeros, porque después de media hora de llover acontece una media hora de
brillo solar – insoportable - que evapora lo depositado en la planicie.
Decidió ir en auto, que es más costoso, porque las
carreteras del centro, según su madre y como él lo esta verificando en este
viaje, son muy peligrosas. Son siete horas de viaje, y las siete horas tiene a
Elizabeth en la cabeza. Saca el libro que ella le regaló y lo lee, pero tan
bonito paisaje y el recuerdo de la sonrisa china de Elizabeth perturba su
lectura.
interesante...
ReplyDelete