Subo a mi cuarto y en la sala de
estar encuentro a Mercedes, quien esta tirada en el piso llorando. su hermano y
amiga, consolándola.
La observo, no sé si decir algo o meterme a mi cuarto.
No quiero, no quiero que me deje. Por favor Mario, dile a Juan Carlos que venga, que me de otra oportunidad.
Perdóname Juan Carlos, no me
dejes por favor no me dejes, te necesito, te necesito, no me dejes.
Juan Carlos permanece en su habitación y no sale, parece que han terminado y Mercedes no lo acepta.
Juan Carlos permanece en su habitación y no sale, parece que han terminado y Mercedes no lo acepta.
No sé que hacer, pero esa mujer
me da mucha pena. Ingreso a mi habitación, saco un poco de agua – felizmente compré
agua mineral el día anterior – y se lo ofrezco, pero Mercedes esta tan alterada
que lo rechaza.
Déjenme, yo quiero estar con él,
quiero estar sola con él, déjenme, por favor déjenme.
Pero no podemos dejarte aquí,
estas haciendo el ridículo, esta no es tu casa y Juan Carlos ya te dejó, ya te
dijo que te fueras. Vámonos.
Vámonos Meche, vámonos hermana,
ya no te quiere, no puedes seguir rogándole.
La observo, no sé si decir algo o meterme a mi cuarto.
Juan Carlos, Juan Carlos, ven,
por favor ven, no te vayas, ven. ¡¿Por qué no me dijiste que estabas con otra?!¡¿Por
qué me engañaste?!, por favor ven, no me dejes, por favor no me dejes. Yo te
amo, no me dejes, por favor, por favor, por favor no me dejes.
¡Te vas a quedar aquí!, ¡llorándole!,
¡él no va salir!, ¡vámonos! – Se molesta su hermano, queda con su amiga que la
tenga allí que traerá su auto.
Amiga, déjalo, vámonos, estás
haciendo un papelón. Te vas arrepentir de todo esto.
No, no me quiero ir, yo le cuidé
su perro, yo le limpié su cuarto, yo le lave su ropa, yo hice todo. Mi Kika,
¿dónde está mi Kika?, quiero a mi Kika, ¡Juan Carlos!, ¡Juan Carlos dame a mi
Kika! – Juan Carlos abre la puerta y suelta a Kika, que estaba ladrando.
Allí tienes a Kika, ahora puedes llevártela
– Me arrodillo y le digo a Mercedes que es momento que se marche -, es momento
que te vayas, ya no tienes nada que hacer aquí. Él no te quiere Mercedes, tú ya
lo sabías.
Yo lo amo Mario, lo amo tanto, compré
los cuadros y la cocinita para estar bien, para vivir juntos… y me deja, me
deja porque no le puedo dar hijos.
Es falso, sabes que no es eso, Juan Carlos ya te
había dicho que no te quería, solo volvió contigo porque le lloraste y porque
se sentía responsable de ti; pero no te ama, ya no te ama y tú lo sabes.
No quiero, no quiero que me deje. Por favor Mario, dile a Juan Carlos que venga, que me de otra oportunidad.
¿Para qué? Ya no te va hacer el amor.
El está enamorado de otra, ya no te quiere. Dime, ¿quieres dormir con alguien
que no te ama? Mercedes, van a pasar los días y te vas a dar cuenta que lo que
estás haciendo ahora es pura escena y te vas arrepentir. Tú eres más joven que
él, eres bella, tienes una profesión… Ya no vale la pena.
Su amiga le acaricia los cabellos
y ella llora más despacio y gime. Kika, se le acerca, llora al lado de su
dueña. Su hermano llegó, ella se incorpora, sigue llorando, carga a su perro y
se va.
Toda esta situación me ha puesto
melancólico, prendo la computadora y escucho “Aléjate” de Corazón Serrano.
Recuerdo a Elena, de todo lo que le lloré porque esté a mi lado, y lo cruel que
fue al decirme que no me amaba. Es que tanto los varones como las mujeres
sufrimos en la misma intensidad por amor, quizás las formas no serán las
mismas; pero recuerdo que a Elena le lloré, le supliqué y también me dolió el
pecho como ahora Mercedes se quejaba que le dolía.
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