No me has robado aquello que te di. |
Marioooo… - Juanito se alegra de verme -. ¡Niño Juanito!,
¿cómo te va?, te voy a invitar un chocolate – Todos le llaman Juancito, pero yo
le llamo Juanito; nos acercamos a la tienda y me pide un helado d’onofrio -.
Gracias Mario. De nada, salúdame a tu mamá. Ya.
Juanito se va rumbo a la casa de su tía, ya tiene 11 años, está
gordito como su padre y tiene los ojos tan grandes como los de su madre. De
pronto me pongo nostálgico porque recuerdo que Juanito me llamaba papá cuando
comenzó hablar.
Me apresuro para llegar al instituto, pienso que debería ir
con el Metro de Lima, pero desisto. Llego con quince minutos de retraso, la
profesora me deja esperando quince minutos más para que escarmiente, siempre hace lo mismo y aún no he escarmentado, siempre llego tarde.
Termino mi clase de inglés, tomo un carro al centro de Lima,
voy caminando por Jirón de la unión y antes de llegar a la Plaza San Martin
encuentro un chifa que me parece interesante, decido comer allí.
Un aeropuerto por favor. ¿Con wantan o sopa? – pregunta
la china -. Con sopa por favor.
Un chinito gordito me alcanza los cubiertos. Tomo la sopa y
está deliciosa; el aeropuerto, insuperable. Pienso que debería tomarme una foto
en este chifa y recomendar a mis amigos que vengan aquí.
Voy caminado hasta Puente Trujillo para tomar un carro en
Evitamiento; pero me llama Enrique y me dice que está por el centro, que me va
invitar una chelas para conversar, quiere que le ayude con algunos ejercicios
de lógica.
Subimos a un bar de la Chabuca Granda, me da sus ejercicios
y mientras los voy resolviendo me va contando su desastrosa vida con Isabel.
Es que no sabes cómo es esa mujer, ya me ha pedido dos veces
que me vaya de la casa. ¿Pero es su casa? Sí, pero tú eres mi amigo y deberías apoyarme.
Pero Enrique, tú la engañaste, tú malograste la relación y ella ya no quiere
nada contigo. Sí estoy allí es por mi hija, yo no quiero que mi hija pase lo
que pasé, quiero que ella viva con una familia. Pero Isabel ya no te quiere y
como me cuentas ya está con otro. Ese conchasumadre, ya lo conozco, es su
compañero de la universidad – Enrique se pone melancólico -. Qué pasa, tan
rápido te has mareado, ni yo; ya terminé los ejercicios, tengo que irme a casa
porque tengo una evaluación en línea hasta las 6. Pero un par más. Mejor vamos
a mi cuarto, doy la evaluación y la seguimos.
Bajamos el Puente Rayos del Sol, vemos la obra Vía Parque
Rímac y Enrique se queja de la alcaldesa. Yo la defiendo, pero Enrique no
escucha razones.
Llegamos a mi habitación, prendo la computadora y abro mi
campus virtual.
Wow, tú sí ah – Enrique ve mis calificaciones que superan la
nota 16 -. ¿Y tú como vas en Cibertec? Bien, voy bien. ¿Ahora me enseñas tus
notas? ¿Para qué?, suficiente con que te diga que estoy bien, tú eres mi amigo
y debes creerme.
Doy mi evaluación, presiono enviar y mi calificación es 20.
Enrique se emociona – ya está picado –, me toma de los hombros y me samaquea,
se ríe y me dice, ¡bien cerebrito!
Qué bonita es tu vida Mario, te gusta estudiar, trabajas en
lo que te gusta y siempre estás de aquí para allá. Estoy tranquilo – me pongo
un poco melancólico -, pero tú vida es más bonita, tienes una hija y tienes una
familia por quién luchar. Una familia que hice añicos por engañar a Isabel.
Pero que vas a recuperar sincerándote con ella, diciéndole que la amas y siendo
terco te va a volver a querer. Lo hago todos los días. Sigue haciéndolo, ella
te ama, estoy seguro, solo es orgullo. ¿Cómo puedo hacer? ¿Duermes con ella?
No, ahora estoy durmiendo en la sala. Pues ve a tu cuarto y duerme con ella.
Pero no quiere. Tú solo ve a tu cuarto y si te pide que te vayas, ponte terco y
dile que esa es también tu cama. Pero se molesta. ¡Qué importa!, abrázala,
engríela y si se molesta tú sigue insistiendo, ella terminará por dar su brazo
a torcer; desvístete en su delante, dile cosas bonitas y aprovecha los domingos
para invitarla a comer. Pero no quiere salir conmigo. Sal con la bebe y pídele
que te acompañe, llévala al Parque de las Leyendas, ¿ya han ido a Huachipa? No,
pero no va querer. Entonces sal tú con tu hija, si ella no quiere es su
problema, igual tu sales con tu hija. No sé qué hacer Mario, ta mare, de su
boca ha salido todas las palabras más hirientes. Y de tu boca debe salir las
palabras más hermosas para ella, porque tú estás enamorado de Isabel. Sí – se pone
a llorar -. Enrique, no desesperes amigo, ella te va volver amar, solo tienes
que ser un cholo terco, y eso es fácil para ti.
Le acompaño a tomar su carro y ya que estoy en la avenida decido
ir a Mangomarca a recoger un usb que dejé en la casa de Marcos. Al regreso bajo
antes de cruzar el Puente Nuevo y me doy con la sorpresa de ver a Elena parada
en Inkafarma esperando que Henry termine con una compra. Ella me mira y se
voltea, me paso de largo y volteo el rostro para ver esa familia. Elena
abrazada por Juanito y al lado, su esposo.
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