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Gracias, al menos gracias a ti pude volver a escribir. |
Sebastián estuvo
bajando el desmonte toda la noche. Se levantó temprano para limpiar la casa y
lavar su ropa, la semana que viene será más cansadora porque tiene que ayudar a
su hermana con cosas de su sobrina. Escucha cumbia a alto volumen, para que los
venezolanos, y especialmente Azul, también lo escuchen. Alejandra llama.
(-) Hola
Ale.
(-) Hola
viejito, ¿qué planes para hoy?
(-) Aquí
trabajando en la casa, me toca limpiar y lavar. En la tarde salgo con unos
amigos de la universidad.
(-) Ay
viejito, me gustaría estar contigo, pero tú sabes cómo es mi padre, hoy es día
de familia.
(-) No te
preocupes, hoy felizmente Carmen se quedó, así que tendré comida especial, ella
cocina fenomenal. Si no estaría ella, me iría a comer afuera, porque Norma no
sabe cocinar.
(-) ¿Desayunaste
arepa? – Alejandra pregunta sutilmente si Sebastián vio a Azul.
(-) No,
parece que ese es un lujo que ya no tendré. Me compré un yogurt y fresas para
el desayuno. - Alejandra se alegra de saber que Sebastián no vio a Azul.
(-) ¿Vas a
tomar con tus amigos?
(-) Algo,
solo estaré un rato en la tarde y luego me regreso porque tengo que hacer mis
sesiones.
(-) Bueno,
piensa en mí.
(-) Claro.
¿Nos vemos mañana?
(-) Mañana
no creo, el martes que terminas a las seis, para no llegar tarde a mi casa.
(-) Ok, te
quiero.
(-) Yo
también viejito.
******
Sebastián
llevó un vino a la casa de Carlos.
(-) Qué
bien se ve eso. ¿Dónde compraste?
(-) Me lo
regaló una amiga.
(-) Oe
cholo, ¿qué fue con la venezolana de tu casa?
(-) Ya fue.
(-) ¡Cómo
que ya fue!, ¿no decías que estabas enamorado?
(-) Yo
estoy enamorado de ella, pero ella no me quiere, es más me desprecia. Le digo
para salir, no quiere, le digo para cenar, no quiere, no quiere nada conmigo,
si me acerco cuando está con sus amigos, lo único que hace es criticarme,
hablar de mis defectos, mejor lo dejo allí y punto. De que la amo… la amo, pero
tampoco voy a estar rogándole.
(-) Está
bien cholo, aunque me sorprendes, parecía que estabas muy enamorado.
(-) Y lo
estoy – Sebastián toma de un tirón -, pero también tengo que darme mi lado. De
verdad, yo la miro cholo, y me enamoro más. Por eso ya no quiero verla. En las mañanas
estoy pendiente para no chocármela, en las noches igual, no quiero verla. Por
mí que se vaya de la casa, aunque sé que eso me va doler mucho, pero es un
tormento vivir tan cerca de ella y no poder tenerla.
(-) Te
entiendo cholo. Pero tranquilo, al menos ya no estás llorando.
(-) Sí me
lloro cholo. Por ella he llorado como un adolescente, no pensé volver a llorar
así.
*****
Sebastián camina
hacia su casa, mira una mujer con su hijo en brazos que está vendiendo
caramelos, le da cincuenta céntimos. Antes de subir a su cuarto, visita a su
madre.
(-) ¿Has
tomado?
(-) Solo un
poco, con un colega.
(-) ¿Cómo
vas con la construcción?
(-) Bien Nellita,
ya quiero terminar para que subas a ver.
(-) Ya no
puedo subir hijito.
(-) Te
cargaré Nella, para que veas dónde voy a vivir.
(-) Ayer
has estado trabajando hasta la noche.
(-) Sí,
pero mis amigos me ayudaron.
(-) Qué
buenos deben ser esos muchachos. ¿Les invitaste algo?
(-) Sí, un
par de cervezas, a ellos les das un par de cervezas y se ponen contentos.
(-)
Mientras no hagan escándalo, todo está bien.
(-) Ya sé
Nella, dios perdona el pecado, pero no el escándalo.
(-) ¿Y
hablaste con tu amigo Luis?
(-) Sí,
dice que no va molestar más a la muchacha. Solo estaba bromeando.
(-) Le
dijiste lo que está pasando en la televisión, que hay tantas cosas que ahora
tiene que tener cuidado. Al hijo de Riky Tosso cómo le han malogrado su carrera
por estar allí chateando, haciendo esas cosas con mañoserías.
(-) Sí
Nellita, pero Luis es así espontáneamente, los venezolanos son así, ellos
hablan así, todo es mi amor, mi reina. No es que sean mañosos, es su cultura.
(-) Ya pero
igual le has dicho, a veces ellos quizás no están enterados cómo son las cosas
aquí, y otras chicas lo pueden tomar a mal y le pueden denunciar.
(-) No creo
que le pase nada, él es un buen chico, solo que es un poco bromista.