Es ella. Se ve bien joven, ¿qué edad tiene? Cumple veinticinco
el 23 de este mes; ¿qué tal te parece? Me parece una gordita graciosita, sí es
bonita. Sabes, cuando pienso en ella, me pongo tierno, me imagino abrazándola
como si fuera un peluche – Antonio se abraza así mismo y suspira. Jajajaja,
estás muy sentimental. ¿Y por qué no se lo querías decir al Chino? No sé, el
Chino es mi amigo, pero tú eres el mejor, sobre todo porque tú pagas las
chelas. Jajajajaja.
Henry y Antonio están tomando Cusqueña Trigo, esta cerveza no
es amarga y por eso se han embriagado rápido sin darse cuenta.
*****
Mensaje de texto de Sebastián: ¿Hacemos algo hoy?
Respuesta de Alejandra: Vente, estoy sola en mi casa.
Antonio se levanta de la cama enseguida, se hace el famoso
lavado menudencia – patas y alas –, se pone el jeans, se
coloca unas medias negras de vestir, elije las zapatillas que le regaló Elena –
que a pesar que son corrientes, tienen mejor presencia que las que compró más
caro -, y se pone un polo marrón con rayas amarillas. Se echa perfume – él no
usa perfume, pero su madre le regaló uno y decide usarlo para ver si Alejandra
lo nota -, recuerda el olor de Elizabeth: perfume combinado a hierbas naturales
que daban una sensación extraña pero excitante.
Camina hasta Pirámide del Sol, toma el Verde, llega a
Horizonte, baja en la Pollería y camina rumbo al pequeño Chalé de la calle Los
Canarios. Espera afuera, escribe un mensaje de texto, “estoy aquí afuera”.
******
Negro creo que me mareé. Pero recién vamos por la sexta
botella. Esta cerveza marea rápido, además no he comido nada. Pero Loco, avisa;
vamos a comprarte algo afuera y luego la seguimos, no te vaya hacer mal. No
traigo dinero Negro. Pero si yo te estoy invitando – Henry le abraza del hombro
y saca a su amigo.
Mira Negro, ese pata vende shawarma. ¿Quieres eso? Sí, creo
que es mejor que una hamburguesa.
Antonio conversa con el vendedor, mientras Henry habla con Elena por el celular.
¿De dónde es usted señor? Soy de Túnez de nacimiento, pero
de padres franceses. Ha mira, ¿y habla el francés o el árabe? El francés, por
supuesto. ¿Y cómo está aquí? Mi mujer es peruana, hemos venido a ver unas cosas
suyas y como no quiero estar en casa, he salido a vender. Qué bueno. Sírvase –
el francés le entrega el shawarma, y Antonio le pasa la voz a su amigo. Negro
paga. ¿Cuánto es señor? – pregunta Henry. Seis soles. Adieu – Antonio se
despide.
****
¿Y? – Sebastián se queda parado en la sala mirando a
Alejandra. ¿Y qué? – Alejandra sonríe exageradamente. ¿Qué vamos hacer? Bueno,
quiero que me ayudes con la ppt; es que mi anterior novio me ayudaba para hacer
mis exposiciones, él siempre me explicaba, yo entiendo mejor cuando me
explican.
Sebastián recordó a Elizabeth, se pone triste.
¿Qué pasa?, ¿te molestó que te pida ayuda? Para nada, solo
que me has hecho recordar a alguien especial. ¿Y ese alguien especial te
abrazaba? – Alejandra abraza fuerte a Sebastián. No, y… - Sebastián lo dice
bajito – tampoco, tampoco me daba beso.
Alejandra le da un beso.
****
¿Y por qué no te pediste uno? Almorcé con Elena. ¿Con Elena?
Sí, nuestra relación tampoco está tan mal. ¿Cómo así? Ahora somos amigos. Ah
ya, no es que me moleste; pero prefiero no tocar el tema de Elena. Normal,
ahora Elena ya no me interesa más que como la madre de mis hijos. Sí, quién lo
diría, al final Elena ya no le interesa a ninguno de los dos.
Antonio termina su shawarma. Le pide el celular a Henry para
llamar a Elena y saludarla. Henry se lo da con cierto pesar, porque piensa que
Elena puede que no conteste pensado que nuevamente la está molestando, pero
igual le da.
Hola Elena. ¿Antonio? Sí soy yo. ¿Qué haces con Henry?
Conversando como antes. ¿No estarán tomando verdad? Sí, pero un ratito nomás.
Henry tiene que trabajar mañana, su mamá se va a molestar. No creo que se moleste
más que mi madre. Seguro, pero tú sabes cómo es la madre de Henry. ¿Elena, tú
le has arañado a Henry? – Antonio cambia de tema. No, cómo crees, con quién
estará andando.
Oye no seas sapo - el Negro le pide que corte.
Elena, ya te dejo, yo te llamo uno de estos días para tomar
un café. Está bien. Estoy usando las zapatillas que me regalaste, se ven muy
bien. Qué bueno que te haya gustado. Adiós Elena – Antonio se despide efusivamente.
Hasta pronto Toñito.
******
Hicieron el amor. Hicieron la ppt para la exposición de
Alejandra. Tomaron un lonche, Antonio no se quejó de no haber almorzado, no
quería incomodarla. Timbra el celular de Alejandra.
Hola papi. Ale, me he olvidado mi chompa, fíjate si está en
mi cama – Alejandra se desplaza a la habitación de su padre. Sí, está en tu
cama. Ya, quería saber si no la dejé en la casa de tu tía; ya estamos por
llegar. Ya papi, yo les espero con el lonche. Alejandra corta.
Sebastián, te tienes que ir rápido. Tan temprano, yo quería
repetir – Sebastián se pone cariñoso. Es que mi papá ya está llegando. Vamos,
voy aprovechar a comprar más pan.
Alejandra se pone una chompa rosada, busca las llaves y se
acerca a la puerta donde Sebastián se ha puesto con los brazos cruzados en
señal de protesta porque quería volver hacer el amor.
¿Qué haces allí? No me voy a mover, no quiero irme. Pero
tienes que irte porque viene mi papá. Pero no quiero, quiero hacer el amor. No
seas gracioso, ya estás viejito. Te quiero demostrar todo lo contrario –
Sebastián se comporta como un niño y abraza a Alejandra. ¡Vámonos!, va a venir
mi papá. No me voy si no me das un beso. Está bien – resignada Alejandra le da
un piquito. No pues, eso no vale – Sebastián le da un señor beso. Ya, ahora sí,
vámonos.
*****
Antonio toma los verdes y se baja en Chimú. Durante el
trayecto se pregunta si está bien que tenga relaciones sexuales con Alejandra,
quizás la puede estar confundiendo, o peor aún, quizás es él quien está
confundido. Timbra su celular.
¿Aló? Locoquito, vamos a tomar unas chelas – es Henry. Sale
vale, ¿dónde estás? En mi casa, en media hora nos vemos en el Óvalo. Perfecto.
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