Friday, September 19, 2014

Soledad

Mario siente la cara con hormigueos, tiene dolor de cabeza y le arden los ojos. Piensa que está mal, pero no puede ir al médico porque no tiene dinero y tampoco tiempo para darse un alto. Piensa que se le pasará, que debe ser producto del estrés. Timbra a Henry.

Negro, ¿qué haciendo? Aquí saliendo de la chamba, ¿y tú? Estoy estresado, está que me duele la cabeza y siento hormigueos en mi rostro – de pronto recuerda a Elizabeth y se dice que si ella estuviera a su lado, sería la primera persona en quien recurriera. Oe Loco, vamos a tomar, ¿pero tienes plata? Misio, esperando fin de mes para pagar cuentas y poder comer mejor. Iguales, voy a ver si Juan Carlos me puede prestar y te paso la voz. Ya.

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Mario va a su casa, quizás su madre le pueda prestar algo.

Nellita, ¿cómo estás? – quiere hacerse el chistoso. Tu tía a muerto hijito – Nella se pone a llorar y camina de un lado a otro, como ida. Cálmate mamita; mi tía estaba sufriendo bastante con el cáncer; ahora ya está descansando. Qué va hacer de mis sobrinos, que va ser de Linda, pobre niña – Mario abraza a su madre y le siente el corazón acelerando.

Se sientan, y Nella le cuenta la historia de Carmen; que ellas fueron amigas en una etapa muy bonita de su vida y sobre el problema que tuvo con el tío Lobo. Nella llora con el último tema y culpa al tío Lobo del dolor que sufrió su buena amiga.

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Negro, no puedo salir, mi tía ha fallecido. Lo siento Loco, mi más sentido pésame. Gracias amigo, mejor dormiré porque mañana tendré que terminar mis tareas temprano para acompañar a mi madre. Ya Loquito, descansa.

Mario se pone frente a la computadora, abre el facebook y busca la cuenta de Elizabeth. Ella ha puesto un mensaje en su muro y la gente le comenta haciendo referencia que estuvo por Jirón de la Unión, divirtiéndose.

Él, en cambio, se siente mal por hacer el amor con Alexandra. Se entristece cuando alguien se le acerca y buscan su simpatía como cuando Elizabeth lo hacía, siente que le traiciona con todas esas personas cuando les presta atención, atención que antes solo le daba a ella. Por eso se queda los sábados esperando que ella regrese, por eso mismo no acepta compromisos los domingos por si es que se digna visitarlo; por eso terminó con Alejandra, porque quiere decirle a Elizabeth – cuando vuelva – que la ha estado esperando.

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Mario se levanta con la misma sensación de hormigueo en la cara, pisa frío, prende la radio, se desnuda y se va directo a la ducha. Piensa mientras le va cayendo el agua, está helada, pero el hormigueo lo siente más que el frío. Piensa en Elizabeth, en el tío Lobo, en su madre y en Alejandra.
Elizabeth completamente perdida, sin saber nada de ella, o mejor dicho sin atreverse a saber nada de ella; porque podría llamarla, pero no quiere sentirse tonto ya que no le responderá.

El tío Lobo, en la disyuntiva de ir o no a despedir a la tía Carmen.

Su madre, que se le partirá el corazón al despedirse de su amiga.

En Alejandra, que la dejó llorando porque cortó y tendrá que volver a verla el lunes.

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Suena su celular, es su padre.

Mario, ya nos estamos yendo, ¿vienes o no? – como siempre molesto. Ya voy papá, estaba terminando unos asuntos. Carajo como siempre tú todo a la última hora, estamos aquí en la puerta tu hermana está molesta porque vamos a llegar tarde y tu mamá no quiere salir si no es contigo. Ya voy viejo, no hace falta que me llames al celular, porque puedo escuchar tus gritos desde aquí – Mario corta.

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En el cementerio.

Era una gran mujer – dice una señora que presumiblemente puede ser tía de Mario. Era mi mejor amiga – responde otra presumible tía.

Mario se queda viendo a Elías, está desencajado, nunca tuvo buena relación con él. Desde muy pequeño siempre lo vio como el primo malo. Aunque todos lo aprecian - el más simpático de los sobrinos -, en especial Nella, porque lo ha tenido por un buen tiempo.

¿Has saludado a tu primo? No mamá, es que está con sus amigos. Mira allá está Eddy, saluda a tu primo. Está bien tendré que ir.

Mario se acerca a sus primos, quienes estaban muy entretenidos en su conversación; pero al verle cambian se ponen más serios.

¿Y primo? Cómo estás Eddy, a los años primo. Sí pues, tú que no te dejas ver, solo para los momentos tristes te dejas ver. Es que estoy full con el trabajo y la universidad. ¿Estás estudiando en la Vallejo no? – pregunta Aldo. Sí. Oye pero allí es fácil el asunto. Estudiar es fácil, lo que es pesado es hacer tareas y trabajos. Ah ya – Eddy quiere molestar al primo -, ¿y por qué no has venido a visitar a la tía? Sí viene, pero ya las últimas semanas no pude.

Mario se incomoda con ese grupo de jóvenes; ellos siempre lo aislaron por ser el hijo de su padre. De pronto Soledad le salva del martirio.

¡Primo! Hola Sole. ¡Primito, cómo has estado? – Soledad le abraza y él se siente torpe porque no sabe responderle con la misma espontaneidad. Bien prima, aunque ahora triste por lo que pasó con la tía. Sí pues, tu mamita debe estar muy triste, era su amiga, ven conmigo.

Soledad y Mario se acercan a Elías y le dan el más sentido pésame. Es la primera vez que Mario y Elías conversan, antes ellos solo se miraban, siempre él discutiendo con el tío Lobo.

Primo, mi más sentido pésame. Gracias Marito, es el dolor más grande el de perder a una madre. Primito lo siento un montón, mi tía era una persona buenísima, no sabes todo lo que la recuerdo – Soledad abraza y besa a Elías. ¿A qué hora la van a llevar? En una hora.

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El hermano de la tía Carmen pide la palabra, agradece a todos los presentes, se acerca al féretro, llora y se despide de su hermana. Todos comienzan hacer lo mismo y Mario da cuenta de su madre quien se ha puesto a llorar. Es el momento más triste, han hecho una cola para darle el último adiós a la tía Carmen.

Quiero señores, queridos familiares, queridos amigos, vecinos, todos – comienza a llorar Soledad -, darles las gracias por acompañarnos en esta despedida al cielo a mi querida tía Carmen.

Más adelante nosotros te seguiremos querida tía, ese camino también recorreremos para estar contigo en el cielo – Carmen lo dice con tanto dolor que conmueve a todos. Ilumina el camino de tus hijos. Tú me dijiste cuando viene el 29 de julio, estoy sana; pero ahora te nos has ido tiíta. Tú solo tomas la delantera tía, nosotros te seguiremos.

Soledad abraza el ataúd, llora desconsolada y un par de señores – presumiblemente otros tíos de Mario -, la llevan a la cocina a tomar agua.

Mario se acerca a su madre y le pregunta si se quiere despedir. Ella dice que sí. Nella – acompañada de Mario- se acerca al féretro y ve el rostro de su amiga.

Mira hijito, tu tía está dormidita, parece un ángel. Sí mamá, ahora ella descansa en paz.

Nella se persigna, deja una rosa y se dirige al lugar donde estaba sentada.

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El tío Policia se acerca a Mario y le pide que tome las fotos para el recuerdo de la familia.

Ya tío. Pero eso sí, luego me lo pasas a mí y déja de estar publicándolo en “fasebuk”, porque tú todo lo publicas. Tío es “facebook”, y yo lo publico pero solo lo pongo para que lo vea la familia. Tú deja de estar publicando la tragedia de la familia que eso a nadie le interesa. Ya tío, ya.

Mario toma las fotografías, Linda se da cuenta y se cubre, no sabe quién es Mario y se sorprende de por qué ese señor le está tomando tantas fotos. Están todos afuera haciendo una pequeña procesión de despedida con el féretro.

*****
En el cementerio, las escenas de dolor no son menos expresivas; al momento de bajar el ataúd, Linda ya no se controla y dice entre llantos que no puede ser fuerte, que ya no puede ser fuerte.

Mario toma una fotografía a su madre. Nella se ve mucho mayor, triste, pero se la ve linda. 

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