Paciente: Mario Arias Rivadineyra.
Sexo: Masculino Grado de estudios: Superior incompleto.
Edad: 30 años. Ocupación: Analista de sistemas.
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Dr. Luis Arenas Trinidad, doctor en Medicina, especialista en Psiquiatría, informa:
1º Que el día 5 de mayo de 2010, el mencionado Sr. Mario
Arias Rivadineyra acudió a mí para requerir mis servicios clínicos como
psiquiatra, experto y profesional en el ámbito de sectas religiosas
destructivas.
2º Que antes de dicha fecha no había tenido contacto con el
referido Sr., el cual tenía conocimiento sobre mi trabajo porque asistía a las
conferencias públicas que sobre psicología y religión realizaba en la
Universidad Autónoma de la Concordia.
3º Que en el momento de acudir a mí, se encontraba en un
grupo llamado “Iglesia Adventista del Séptimo Día”, a la cual considero como
secta religiosa.
4º Que el Sr. Arias acudió a mí porque se sentía angustiado
por una supuesta mujer que le llamaba todos los días. Dicha mujer sería parte
de la comunidad religiosa donde asistía cada sábado, pero que no la vio nunca
allí, solo le llamaba y le decía todo lo que había hecho en las ceremonias de
la secta. Esto lo tenía muy obsesionado por saber quién era la mujer y
preguntaba a todos por Elena – supuesto nombre -, pero nadie le daba la razón.
5º Que su carácter cambió, que las llamadas le ponían
contento porque la mujer le decía cosas agradables: detallaba cómo había ido
vestido, que si la corbata combinaba con su camisa, que si su sonrisa era
agradable o si le gustaba o no tal o cual señorita que le había conversado. Pero
también lo desesperaba porque de pronto dejó de llamar todos los días y solo lo
hacía un par de veces a la semana y no eran días fijos, por lo que desesperaba
por escucharla. Que no afectaba sus relaciones familiares, porque vivía solo, pero
había perdido el trabajo y no comía.
6º Que había soñado con la mujer, que en dicho sueño tenía
relaciones sexuales en grupo con todos los congregantes de la iglesia y que
ella movía a todos los hombres con redes como si fueran marionetas.
7º Que teniendo claro que la secta a la que acudía era la
responsable de su situación, le hice un interrogatorio de todo lo que hacía en
dicha comunidad y además le receté Zolpidem para que pueda dormir y así dejar
de esperar las llamadas de la femenina ilusión.
8º Que en otras ocasiones volvió más aturdido, y noté que no
había tomado las pastillas – se le recetó benzodiacepinas -. Seguía en las
mismas condiciones, cansado, con miedo irracional de no volver a escuchar a la
mujer, agresivo por momentos.
9º Que para el mes de diciembre de 2011 decidí buscarlo
porque no tenía noticias de él por más de dos meses. Y cuando entro a su
habitación, en el segundo piso de una casa abandonada, me encuentro con el joven
desnudo tirado sobre periódicos y hablando por el celular.
10º Que el señor Arias, de pronto me abrazó y me dijo que
era su único amigo, y que me agradecía haberlo buscado para que de esa manera
pueda corroborar que las llamadas no son producto de su esquizofrenia. Entonces
me da su celular y me enseña las llamadas que había recibido y era cierto,
tenía varias llamadas de su contacto “Elena”.
11º De pronto, se le ocurre al Sr. Arias, llamar al número del
que tantas veces se comunicaba su ilusión, y sucede que timbra mi celular. El
Sr. Arias desesperado me increpa qué es lo que significa que sea mi número el
que esté sonando. Entonces le digo que he sido yo quien siempre le estuve
llamando y que ha sido una equivocación de su parte.
12º Que el Sr. Arias, confundido me echó de su casa
gritándome que soy un mentiroso. Pensé que no lo volvería a ver, pero volvió a
la semana a mi consultorio.
13º Que en ese encuentro, coge el cuadro que tenía en mi
escritorio con mis colegas de trabajo y me dice que es justamente con todos
ellos que ha soñado en las orgías.
14º Que me golpea y me obliga a confesarle que yo le hice
algo malo, que he abusado de él y que lo estoy tratando de loco. Que soy Elena
y que mis colegas los supuestos miembros de la comunidad.
15º Solicité su internación e hice las gestiones porque considero
que es un peligro para él y para la sociedad en tales
condiciones.
16º Que el domingo 15 de diciembre me acerqué a él, y verlo
tranquilo le hice la conversación, todo parecía bien hasta que se acercó me
tomó los hombres y me dijo, te quiero, eres mi mejor amigo.
17º Que desde entonces no dejo de llamarlo, haciéndome pasar
por Elena, le pregunto cómo le ha ido en el trabajo y le hago saber que estoy
preocupado por sus sentimientos.
Dr. Luis Arenas
Trinidad
Colegiado RF: 20666