Wednesday, June 23, 2021

Diez soles


Son las doce, Sebastián va a la biblioteca a limpiar lo que tímidamente le dio a entender Keni, se imagina encontrar el piso sucio, quizás rota una mayólica o el escritorio mojado. No importa, él se lo merece, es su socio, su amigo. Abre la puerta y ve cajas de whisky y unas gaseosas de guaraná. Sonríe porque el muchacho no hace eso, al menos no en su oficina, le escribe al WhatsApp:

(-) Para la próxima tu reunión lo haces en la cocina, así estarás más tranquilo.

(-) Gracias cholito, lo tendré en cuenta.

(-) (y)

Sebastián encuentra documentos mojados en la esquina, felizmente que no son sus registros, solo algunos documentos que volverá a imprimir.

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(-) Señor Sebastián, señor Sebastián – Azul llama de lejos al arrendador.

(-) Dime Azul – A Sebastián le brilla la cara al ver a nueva inquilina.

(-) Señor Sebastián, disculpe el abuso, pero me quedé sin dinero para el pasaje, me podría prestar diez soles y se lo devuelvo el viernes que me pagan.

(-) Ok, no hay problema, espera, voy a entrar a mi casa para buscar.

Sebastián pide prestado a Nella, pero ella no tiene, encuentra en su bolsillo veinte soles, podría prestarle los veinte, pero necesita para su cena, y ya es muy tarde para ir hasta la Chimú donde el cajero. Sale de la casa de Nella, compra unas canchas y así sencilla. Se acerca a Azul que espera en la puerta de las escaleras, le entrega los diez soles y la bolsita de cancha que compró. Ella le agradece, Sebastián se siente raro, acaso será que se está enamorando de la venezolana, piensa.

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