Wednesday, June 2, 2021

En un norte maldito

Azul esta frente a su hermano, sus labios rosados están cerraditos y sus hermosos ojos, brillosos. Lo cierto es que no tuvo que regresar, la vida es más dura aquí, no hay pan para llevarse a la boca, no alcanza ni para el niño que llora. Azul recuerda la habitación donde vivía, allí era menos espacioso, pero no había escasez, había el miedo de no volver a ver a los suyos, pero estaba la tranquilidad de saber que ellos tenían comida. No hay mundo feliz, ni en su tierra ni el extranjero.

Pero qué hay del amor, tampoco hay amor. El amor en estas circunstancias es rebajarse a acostarse por tener un ingreso, el amor aquí es ir a la cama de un enchufado para conseguir medicamentos para su madre. El amor es despertar con un hermoso paisaje, pero con un frío de alma por encontrarse en otra cama.

Los hermosos ojos de azul brillan, su hermano la admira y baja la mirada cuando ve que caerán lágrimas de ese fenómeno divino. No quiere verla llorando, el llanto silencioso de su hermana es tan doloroso como saberse sin piernas, ese llanto es el que le restriega que es un inútil en una silla de ruedas, y que para colmo es un inútil que ha llevado a la casa de su madre dos bocas más para alimentar.

La mujer que amo llora y sé lo que le está pasando. Sé lo mucho que sufre en ese norte maldito. Sé que es desgraciada, que solo siente infelicidad, que su rostro ahora revela desventura.



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