Pudiste hacerlo mejor. Lo sé, puede pedir permiso en el
trabajo, no ir a la universidad toda la semana, perderme el partido, puede
haberme enfocado exclusivamente en esto; pero no lo hice porque quería que
fuera algo más de mi rutina, no quería ilusionarme. En la noche conversamos –
se despide Carmen.
Cristobal camina hasta la Wisse. Piensa que no haber ganado
le hace pisar tierra nuevamente, al menos estará más tranquilo, leerá con más
atención, no soñará en lo que no podrá hacer, se centrará en sus grabaciones
para su canal de youtube. Entra a la estación, sube por las escaleras, está
vacío, se sienta en los plásticos – asientos – y saca un libro del Ministerio
de Educación, se concentra en la lectura y no se da cuenta que una señorita se
ha sentado a su lado.
Ingresan al tren, Alexandra le mira. Se le ve joven, pero ya
debe bordear los cuarenta; se parece a Mario; así se viste Mario, colores
opacos, casi siempre formal, lleva lentes, es profesor y el perfume, es “Pulso”
como el que usa Mario.
Cristobal nota que la señorita le está mirando y se intimida.
Acomoda sus lentes e insiste en su lectura.
******
Hola Mario. Alexandra, qué ha sido de tu vida. Bien, estudiando
como siempre, ahora estoy en el metro rumbo a Miraflores para hacer un trabajo;
pero me he sorprendido con un joven que se parecía mucho a ti, te he recordado
y quería llamarte. Seguro en la edad. No, aunque maduro, se le veía joven como
a ti. Muchas gracias, yo estoy full con mis tareas y el trabajo – Mario no
quiere darle opción a la propuesta de un reencuentro -, esta semana estoy
siendo supervisado. ¿Qué tienes que hacer el sábado? En la mañana estoy
saliendo a San Marcos, llevo un curso allá como estudiante libre. ¿Y en la
tarde? Voy hacer un trabajo para un compañero. ¿Qué tal si nos vemos en la
noche para comer pizza?, yo te invito. No Ale, estoy full, mejor lo dejamos
para después de esta semana. Estoy embarazada – Alexandra alza la voz y los
pasajeros la miran.
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