Wednesday, October 28, 2015

Ducha

Se levanta muy tarde, ayer estuvo leyendo de madrugada para hacer sus clases con el cuarto y quinto de secundaria, son solo tres horas, las últimas del horario.

Se desviste, se pone frente al espejo y se contenta por lo flaco que está.

Es cierto, soy un potencial anoréxico – se dice para sus adentros -, como voy puede que me de anemia o me contagien la TBC – no es una preocupación, solo es una reflexión capciosa -, me gusta ser delgado, me gusta ser flaco.

Ve bien que se le marquen sus costillas, le gusta tener el vientre plano, así como los brazos y piernas delgadas, sonríe y se mete a la ducha.

Se moja harto, a pesar del frío le gusta estar así, sintiendo el agua cayendo mil. Se echa el champú contra la caspa, se enjabona minuciosamente, utiliza un trapo áspero para limpiar sus talones, lava sus partes como cuando niño su madre le indicaba, se recuerda de las veces en que estaba acompañado en la ducha, cuando niño, cuando joven, se pregunta quiénes han sido esas compañías, las cuenta, reflexiona y piensa si tendrá la oportunidad que alguien más le acompañe para que talle su espalda.

Toma la toalla, se seca. Se pone, nuevamente, frente al espejo; se contenta, sonríe como mono; así le gusta a Elena, que sonría como mono. Se echa crema para los granos, y va a su cama para descansar un poquito, solo 5 minutos, que pasan luego a 10 y terminan siendo 30. Es tarde, tiene clases en la universidad, no le anima ir con un profesor con verbo simplón, que dicta las generalidades del “ABC del Derecho”, pero tiene que ir.

Se pone nuevamente al espejo y conversa con Elena.

Será que siempre serás joven, ¿cuándo comenzarás a envejecer?


No comments:

Post a Comment