¿Usted será nuestro nuevo profesor? – con voz dulce pregunta
la niña de la primera carpeta mientras todos le aplauden por la sesión. No,
solo estoy colaborando con esta sesión – sonó triste.
El profesor Arias se da cuenta que al jurado no le interesa
su sesión, ellos ríen y conversan. Se despide de los estudiantes, se acerca a la
directora y le entrega los documentos. Se despide de mano de la directora –
quien le responde secamente – hace lo propio con el subdirector.
Al salir del colegio se sintió tranquilo, sintió como que
hizo un trabajo más; que era un día de dictado de clases cualquiera; uno de
esos días cansados, en que tuvo que dictar 8 horas; con jugo de naranja de
desayuno y; sin almuerzo. Toma un buke para su garganta, sube las escaleras de
la estación para tomar el metro – tiene miedo de ir por las escaleras
eléctricas -, ingresa al tren, éste está vacío, pero no se sienta – más adelante
se llenará y tendrá que levantarse para dar el asiento, le cansa los pies y
quiere sentarse – todo el día estuvo parado –, pero es mejor así.
Carmen, estoy en tu casa en media hora. Ya mi amor.
*****
El profesor Arias timbra a Carmen para que le llame.
¿Qué pasa mi amor? Ya estoy en Pirámide, estoy bajando. No
te preocupes estoy viendo por la ventana.
Cristóbal toma los amarillos, se sienta, se place por sus
cansadas piernas, pero pronto se debe parar porque ha subido una señora con dos
pequeños niños.
Baja en la Chimú, camina hacia la casa de su novia.
*****
Mario revisa los resultados de los docentes por
instituciones educativas, busca el nombre del profesor Arias y encuentra que
está en el primer puesto.
Es su oportunidad, ojalá y le vaya bien. ¿De quién hablas
viejito? – pregunta Alexandra. De Cristobal, me enseñó Historia cuando estaba
en el quinto de secundaria. ¡Y también se ha presentado en el concurso de
nombramiento!, o sea tú estás compitiendo contra tu profesor. No, felizmente
que no, él está en la Ugel 05, yo estoy postulando a la 03, Lima Cercado.
Mario quisiera que su profesor gane la plaza, piensa que se lo merece. Se pregunta si sería
capaz de pagar por la plaza, le parece extraño que teniendo tanta experiencia y
siendo bueno, no esté nombrado ya. Recuerda sus palabras:
“Hice cosas de las que me arrepentía y no porque los
resultados fueran malos, por el contrario todo salía bien; hasta que un día hice
algo muy malo y también el resultado fue bueno, pero lloré, lloré porque no
podía dormir, porque me di cuenta que le había fallado a mis padres, que era
malo.., esa noche me juré no hacer trampa nunca más, no mentir”.
******
Profesor, ¿usted enseñó en el
colegio Antonio Alvarez de Arenales? – Mario le pregunta a Cristóbal. Sí – Cristóbal
intenta recordar al joven que le habla, es seguro que fue su alumno. Usted una
vez me gritó y me dijo que se olvidaría de mí porque no aportaba en las clases.
Sí lo recuerdo, tú eres Mario – Mario abre sus ojos sorprendido de que el
profesor Cristóbal recuerde su nombre. Pero usted me dijo que se olvidaría de
mí. Cuando te dije aún no había visto tus exámenes, tus notas eran las más
altas, una vez incluso puse tu examen en el periódico mural. Sí lo recuerdo, y me
sentí muy orgulloso por eso; a pesar que me iba mejor con la matemática, yo elegí
la especialidad de historia por usted; quería agradecerle. No es gran cosa ser
profesor, debes estudiar otra carrera.
Una simpática mujer llama al profesor Arias, Cristóbal y
Sebastián se despiden de mano.
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