Saturday, March 14, 2015

En el centro de Elena

Hola Elena, ¿qué haces después de salir de tu trabajo? Tengo tiempo libre, sí deseas podemos vernos. Voy a pasar por el centro, quizás podrías acompañarme a editar un video. ¿El del viaje? Sí. Está bien, te estuve escribiendo al facebook y no me contestas. Sí, ya te contaré.

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Mario se levanta de la cama, se quita la ropa de trabajo, coge su cabeza y se lamenta – cuánto me duele, dios, dios, ayúdame por favor. Se ve en el espejo y observa que está más delgado, pero no se siente cómodo porque parece enfermo. Se mete a la ducha y deja caer el agua en su nuca, quizás eso le relaje del dolor de cabeza.

Antes de ponerse la ropa, busca una música de “Clavito” y sube el volumen. Suena el celular:

Profesor, necesito hablar con usted. Disculpe, ¿madre de quién es usted? Soy mamá de la alumna Marianela, lo que pasa profesor es que la niña Anel ha estado molestando a mi hija porque usted la hizo calificar su trabajo, y como mi hija hizo según lo que usted le indicó y le puso muy pocos puntos, la niña Anel le ha gritado y en la salida su mamá le ha estado diciendo cosas y yo no quiero discutir con esa señora porque soy capaz de irme a las manos y creo que usted debe solucionar este problema. Pero señora, no es que yo haya originado un problema, las evaluaciones son de varios tipos, yo conversaré con las niñas, ellas van a entender que era una dinámica para ayudarnos en el aprendizaje. Pero profesor, es que esa niña Anel siempre está acostumbrada a molestar a las chicas, y yo no quiero que mi hija esté sentada con ella. Pero qué puedo hacer, yo no soy el tutor del aula, eso tendría que conversar con la tutora, pero si las niñas tienen algún inconveniente, en mi hora las cambiaré de sitio. Profesor, por favor no le vaya a decir nada a mi hija porque ella me ha pedido que no me meta. No se preocupe, yo les voy a preguntar primero si han tenido algún inconveniente con la coevaluación y les recomendaré algunas cosas.

Eligiendo la ropa que se pondrá, recuerda que su hermana le pidió que le juntara las ropas que no utilizaba para regalárselo a un niño que está necesitado, entonces decide revisar sus cajones y ver lo que ya no se atreverá a poner, y eso no porque estén viejos o rotos sino porque tiene ropa para gente joven y él ya no se siente tan joven como para usar polos ni shorts con colores encendidos o imágenes llamativas. Seleccionó un tanto de ropas. Aún no se ha vestido, se pone unos jeans pitillo, medias negras y las zapatillas – también negras -; busca una camisa, pero ve entre la ropa que regalará un polo naranja con rayas blancas, y decide ponérselo.

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Elena está cansada de esperar, manda un mensaje a Mario.

Primer mensaje[1]: ya estaras cerca. No????

Mario no responde, pero ella sabe que él está viniendo, quizás no tiene saldo.

Segundo mensaje: ya m toy aburriendo ahhhh

Mario responde, recién llegó a Santa Rosa y toma los buses azules del corredor azul, da cuenta que a pesar de tomarlo en hora punta, el corredor azul nunca le ha fallado; pero Luiz critica a este sistema que no usa, piensa.

Mensaje de Mario: Sí, ya estoy a un par de cuadras.

Elena se sienta en el borde de una rampa. Vuelve a escribir.

Tercer mensaje: seguro q. a unas cuadras . d. tu casa…vjajajajaja.

A Mario le agrada ese vjajajajaja. Baja en Uruguay y corre al encuentro de Elena. La encuentra sentada y quiere asustarla al caminar por detrás de ella, pero Elena se da cuenta, él se acomoda en la rampa y le da un beso.

¿Cómo estás? Con dolor de cabeza, tengo gripe – Elena se acomoda el cabello. ¿Usas escarcha? No, estuve haciendo unos platos con decoraciones con escarche – a Elena le gusta que Mario siempre esté pendiente de todo cuanto se pone. Pensé que era parte de tu decoración. Oye qué te pasa, y tú cómo has estado. Mal, casi casi al borde del suicidio. Ya no molestes con lo mismo, ¿qué tienes? El diente, me duele y también la cabeza, pienso que debe ser la bolita que tengo en la cabeza. Hay no seas tonto, seguro es el diente, tú siempre exagerado, pero olvídate, vamos a comprar helados, yo te invito. Pero si estás con gripe. Sí mi mamá me dio en la mañana panadol, pero no importa, igual quiero un helado. Está bien, pero compra para ti nomás, yo estoy mal. No seas tonto, tú estás bien, ese dolor de cabeza se te quitará con la endodoncia, te compraré un helado de maní, a ver si así engordas al menos un gramo.

Están en el Real Plaza, se acercan a un Bembos y ella pide un helado de vainilla con maní y para ella un helado de chocolate.

Te dije que no quiero. Pues vas a tomártelo, es una orden. Creo que me voy a poner mal, antes de ayer tuve una fiebre horrible. Tú siempre estás mal porque siempre piensas que estás mal, estás somatizando. Está bien, pero si me pasa algo, serás la culpable de mi viaje al más allá. Jajajaja, cada día estás más paranoico.

Se sientan en medio del comedor.

Mira, para la próxima te voy a invitar una hamburguesa, esa de 20 soles está bien. Gracias, pero creo que ya no podré comer carne. Ay no seas monse, ni mi Juanito está así– Mario le enseñó a llamar así al niño -; dime, ¿qué vamos hacer? Pues vamos a editar el video del viaje, demorará una hora; luego vamos a caminar por el centro. Ya, vamos al centro cultural Inca Garcilaso. Perfecto, qué se presenta. Una exposición fotográfica.

Caminan por detrás de Compuplaza y se encuentran en un puesto donde un señor canoso hace ediciones a quince la hora.

¿Cómo es eso? O sea el señor me cobra 15 soles por la hora de trabajo de edición, si se pasa de la hora me cobrará otros 15 soles.

El señor termina la edición en una hora, entre tanto Elena le cuenta a la esposa del señor el fabuloso viaje que hicieron a Churin. Le hace una muy buena recomendación, la señora se anima y promete ir para mayo – mes que Elena le dijo que es el ideal porque será verano en ese pueblo.

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Escuché el video y me parece que a medida que pasa el tiempo tu inglés está peor. Jajajaja, así dices que me quieres dar ánimos, pero tienes razón, a mí mismo me sorprende, cuando ingresé a estudiar el inglés hablaba, mal pero lo hablaba, pero ahora que estoy finalizando este módulo hablo menos el inglés.

Elena le agarra el brazo y caminan por una paralela de Jirón de la Unión, es de noche y se siente tan bien, deciden comer churros.

Los mejores churros de Lima los venden aquí al costado de la Iglesia San Francisco. Debe ser, Ángela un día me dijo que me invitaría comer unos buenos churros que estaban por la Plaza Mayor, seguro que se refería a este lugar, está bien rico.

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Se encuentran sentados en las escaleras de la Catedral.

Mario, piensas que has cambiado mucho; ¿cuán diferente eres al chico de 19 años que conocí? Pues creo que no he cambiado mucho, sigo teniendo los mismos miedos y prejuicios y también sigo con los mismos valores. Yo creo que cambié mucho, ahora soy un poco más feliz y hasta diría más segura de mí misma. Es que hiciste estudios, tuviste dos hijos y te separaste; tu vida ha tenido cambios trascendentales y bruscos; en cambio yo, yo hice cosas en ese tiempo pero todo lentamente y no tan significativo como los tuyos.

Bajan para el Pte. Trujillo, Elena se acerca a una tienda y compra una gaseosa Inka Cola – que le pidió Mario – y dos helados Sublime.

Toma. No quiero, te dije que no lo compres. Solo cógelo. Elena, no lo voy a tomar – Mario alza la voz. Te ordeno que lo tomes. No, Elena te he dicho que no, yo no quiero helado, me vas a enfermar – Mario hace un drama y la gente los ve como si fueran dos enamorados peleando. Solo tómalo, si no lo quieres no lo comas, ya te lo compré; rápido, que quiero probar el mío. Está bien, pero se lo voy a regalar a un niño pobre del Perú. Está bien, es tu helado, haz lo que quieras con él.



[1] Escribo el mensaje tal cual, con sus errores ortográficos y facilismos.

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