Sunday, April 20, 2014

En la Catedral

En la catedral esta una pareja de esposos, se besan, miman a su pequeño en brazos y ríen. Parecen ser felices, parece que todo marcha bien entre ellos. Mario ve pasar a la gente por la calle Lima, esta pensativo, quiere llamar a Elizabeth, pero no tiene un pretexto. Ya la llamó el día anterior con el tema de un saludo de amigos, pero porqué molestarla otra vez, con solo un simple saludo.

De pronto llama su primo, es la oportunidad para poder distraerse pensando en el problema de otros. Juan trabaja en una mina de Arequipa y le cuenta – desesperado – que le han encontrado mucho plomo en la sangre.

Pero todos los que trabajan en la mina han de tener plomo, ¿verdad? Sí, pero a mí se me ha encontrado mucho, y estoy mal, me duele la cabeza, tengo ganas de vomitar, he ido al tópico y me han dado pastillas y más pastillas. ¿Y qué piensas?, ¿vas a dejar tu trabajo? No sé, me pagan muy bien, pero me hace daño; sabes, yo trabajo con cianuro y mercurio.

Mario se distrae viendo a la pareja, ellos siguen contentos besándose, se abrazan, el varón le dice algo al oído a ella.

¿Me escuchas? Sí, mejor vuelve a Lima, hazte tus chequeos, me supongo que cualquier cosa tienes un seguro. Sí, he pensado en volver. ¿Y tú cómo estás?, ¿cómo así llegaste a Tarma?

Mario vuelve a ver a la pareja, ve que la mujer llora.

Vine con el objetivo de desestresarme de Lima. ¿De Lima?, ¿no será de Elizabeth? Sí, quiero poder ordenar mis ideas con respecto a ella. No sé qué me pasa, la veo, siento que la quiero, pienso que la amo, pero luego entiendo que no es así; y no quiero estropear la imagen que tengo frente a ella. ¿La imagen del hermano mayor? Quizás esa idea tenga ella de mí.

El hombre se incorpora, ella le coge el brazo y él bruscamente se suelta. Todos en la calle Lima están admirados de los mantos de flores y pareciera que nadie da cuenta – excepto Mario – de la pareja. La mujer se va. Mario se acerca a la puerta posterior de la Catedral, donde los esposos estaban sentados, se acomoda en el piso recostando su cabeza en la columna.

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