Wednesday, May 24, 2017

Las gorditas

Llaman al celular, Keni piensa que debe ser algo sin importancia así que no contestará. Sigue jugando con su “Play” mientras Yovana juega con sus cabellos.

Bebito, ¿no vas a contestar? No, ya sabes que cuando estoy contigo no contesto a nadie. Ay mi amorcito, pero puede ser algo importante – lo dice como si en verdad le importara. No te preocupes, nada que no lo pueda solucionar luego.

Yovana se cerciora que, pero solo sale el número así que supone que debe ser alguien sin importancia.
 
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Sebastián llegó a la estación Ayacucho, cruza la pista, camina al juzgado, ruega para sus adentros que no haya mucha cola, cruza las rejas y encuentra la larga cola que temía. Respira y piensa que no debe renegar, que felizmente hoy que es martes entra tarde al colegio.

Un par de gorditas están en su delante, mal vestidas y además sentadas en un pequeño murito que tiene un cartel que norma que no se deben sentar ni dejar cosas allí, pero que las gorditas habían instalado sus carteras y bolsas con varias demandas que tenían que presentar. Sebastián las mira; al comienzo como todos los demás, las vio con gesto despectivo, pero luego razona que no se debe juzgar por las apariencias, pero sobre todo que con el buen trato - el sobrellevar a la gente - se gana más, les sonríe y una de ellas aprovecha para hacerle el habla.

Tienes mucho que presentar, ahora voy a esperar mucho. No te preocupes, solo nos reciben 2 demandas por turno, luego tenemos que regresar a la cola. Wow, eso sí que es sufrible, y por qué tantas demandas. Es de AFP – la gordita menos reilona se apresura a contestar. Yo solo tengo uno, una pregunta, ¿hay necesidad de foliarlo o ellos lo foliarán? No, tú tienes que foliarlo, pero comienza con los anexos, luego ponle los aranceles y final la demanda. Gracias – Sebastián se apresura en sacar su lapicero. ¿Nos puedes ayudar? – la gordita más grande, que es un decir porque ambas gorditas son de baja estatura, le pide el favor. ¿Cómo? Es que tenemos muchos expedientes, quizás puedas pasar uno. Claro.

Entregado las dos demandas - la suya y la de las gorditas - ellas le agradecen y preguntan de qué universidad es, suponen que al igual que ellas, Sebastián es un estudiante de Derecho.

Soy de la UCV - las gorditas se chasquean, no pensaban que el joven formalito les diría que venía del bajo mundo de la UCV. Nosotras somos de la San Martín - Sebastián se admira todavía más porque piensa que los de la San Martín han de tener mejores modales. ¿De la San Martín? Sí, ¿por qué? - la gordita grande se molesta por la duda. No, solo que sé que es una muy buena universidad y que la facultad de derecho es una de las mejores. Así es, aquí tienes dos ejemplares de ese prestigio - las gorditas ríen sin ningún reparo. Bueno, felicidades, ya nos vemos. Oye, pero no nos das tu whatsapp. No tengo - en verdad sí tiene, pero no lo usa, y tampoco lo usaría para conocer gente, aunque estas gorditas podrían ser un buen referente, por nada han de estudiar en la San Martín. Las gorditas sienten la respuesta como si fuera una negativa.

Sebastián se siente mal por haber negado su whatsapp, escucha que las gorditas hablan de su escasez de cabello y lo viejo que ya está. Se ríe, a pesar de lo curiosamente nada convencionales, son criaturas graciosas, jajaja - ríe moderadamente. 

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Keni se pone los lentes oscuros al salir. Espera no encontrarse con nadie, mucho menos con los familiares o amigos de Yovana; sube al auto y aguarda por su enamorada.

Ay amorcito, mi mamá quiere hablar conmigo, vamos a ir a Gamarra a comprar, luego paso a la universidad. ¿Quieres que te recoja en la noche amorcito? Ay no será mucha molestia. No mi amorcito – en verdad sí, me jode estar viniendo aquí, pero sé que si no te lo digo me vas hacer escena -, claro que no. Te amo – Yovana le lanza besos volados. Yo también mi amorcito – Keni hace lo propio.

Pensativo, piensa que hacer el amor no es la gran cosa, o será que ella o él no son la gran cosa. Por qué de pronto a pesar que tiene mucho que hacer se siente aburrido, por qué ahora que tiene a su lado a Yovana, tiene un vacío que de hecho ignoraba que podía sentir o quizás lo sintió pero no se dio cuenta que era un cóncavo. Por qué siente que no hizo nada trascendental, que solo fueron segundos inútiles de expulsión seminal.

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Maximiliano llama a Sebastián.

A los años loquito, qué fue contigo Maximiliano, no te veo en la universidad, ¿te matriculaste? No bebe – Maximiliano hace su gesto amanerado -, he estado con muchos gastos, encima mi hijita hizo promoción y ya no pude matricularme; ¿qué es de tu vida pues? Yo solo estoy llevando un curso y las prácticas, no puedo llevar más cursos, no podría hacer mis clases con los chicos. Entiendo, ¿y qué curso estás llevando? Derecho Ambiental. Ya me imaginaba, cuando no tú, no te puedes perder ese curso. Jajajaja. Gracias cholo por llamar, al menos me alegras un rato el día con tus ocurrencias. Ay bebe, quiero llamarte, pero estoy dobleteando en la chamba, es que no quiero que la mamá de mi hija se ponga a trabajar. Ya cholo, ¿cuándo unas aguas? Puede ser fin de semana pues. Ya, normal, bajas. Ya pues, yo llamo. Perfecto, nos vemos. Nos vemos hermano.








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