¿Y te pagaron? – Elena pregunta. Sí, ¿tendrás tiempo hoy? –
Camucha suena alterada. ¿Qué pasa?, ¿algún problema? No, solo quiero que me
acompañes a comprar zapatos, quiero comprarme unos que vi en jirón – se refiere
a Jirón de la Unión. No sé, voy a llamar a Freddy y le preguntaré si llegará
temprano para ver al bebe – en Lima no se dice bebé. Ya pues, quiero comprar
mis zapatos y también una chompa, si me acompañas te invito pollito. Oye, pero
no que estabas necesitada. Es que estoy en mis días – Camucha hace un gesto. Ya
te entiendo, yo cuando estoy en esos días me da por comer mucho. Sí pues, pero
al menos ustedes experimentan la menstruación, en cambio las chicas como yo, no
tenemos ese tubo de escape. Jajajaja – Elena se ríe -, pero qué dramática
resultaste Camucha. Bueno, te confesaré que me masturbo, pero… Oye, cochina, no
me cuentes tus tonterías – Elena le corta -, más bien traite un sublime de la
nevera. Está bien.
********
Sebastián se levanta tarde, son las siete y media. A esta
hora comienza sus clases en la universidad, es en balde ir porque el profesor después
de las ocho considera falta. Si fuera un buen profesor iría, al menos
escucharía la clase, pero ese profesor es tan malo como todos los que le
tocaron este año, ninguno le motiva. Se queda mirando el techo, recordando a
Alejandra.
“Qué bonito sería despertar y verte cómo te despiertas,
sería bacanudo poder molestarte mientras duermes: acariciándote, tocando tus
pies, pellizcando tus piernas, besando tus manos, enloqueciendo en tus
alborotados cabellos.”
Está haciendo frío, pero le gusta ese contraste de su cuerpo
desnudo frío y el cubrecama con el calor ganado de su ser; solo lleva medias,
son las medias negras de vestir.
********
Ay no sabes, en una época estuve saliendo con dos. ¿Cómo
así? – Elena mueve la cabeza en señal de desaprobación. Es que estaba tan
complicada, no podía definirme, salía con un ex del colegio, era pelotero, eso
era lo que me gustaba de él, nadie lo notaba; el otro era un compañero de mi anterior
trabajo, era muy serio, era mi mayor por diez años; esa etapa la pasé muy bien,
yo hacía el amor con los dos el mismo día – Elena se sorprende más de Camucha
-; ay no me mires así, era mi etapa de adolescente; en esa época no estaba tan
estresada como ahora, pero la paraba muy cansada. Con razón no estudiaste todo
ese tiempo y perdiste el año en la universidad. Sí, pero era muy feliz con los
dos, era una cosa así de televisiva; pensaba que algún día se enterarían y se pelearían
por mí. Jajajajaja, pero cómo eres Camucha, tú eres peor que tu hermana. Ay no
hijita, tú no sabes lo último de la Susy. A ver cuéntame – Elena quiere
escuchar lo que hizo la Susy ahora.
********
Sebastián se levanta, se quita las medias y las pone en el
tacho, se pone las sandalias. Prende su computadora, pone música de James Blunt
y se va a la ducha. Se baña rápido porque está haciendo frío. Sale de la ducha
y se mira en el espejo… cree estar gordo, en realidad está panzón.
Escribe a Keni un mensaje para que le ayude con circular el
último video que hicieron juntos. Se echa nuevamente a la cama, siente frío, se
reincorpora, saca unas tobilleras y se las pone y se echa nuevamente a la cama
para pensar en Alejandra.
“Si tuviera un deseo, si tuviera que elegir entre el amor,
la salud y el dinero; no me importaría nada, elegiría estar contigo, Alejandra.
Cuánto me gustaría al menos una vez que me ame la persona que amo”.
Suena su celular.
Hola. Sebastián – es Elizabeth -, ¿Sebastián me escuchas?,
Sebastián por favor me puedes mandar el trabajo de Ética hoy. Holo Eli, lo que
pasa es que aún no lo he terminado, pero hoy no iré a la universidad así que
tengo un par de horas libres y lo acabaré. Ya pues Sebas, necesito presentarlo
hoy a más tardar a las once de la noche. No te preocupes, ahora me pondré
hacerlo.
**********
¿Y por qué no le llamas? Porque él está enamorado de otra –
Elena suena resignada. ¿Y conoces a la otra? Sí, se llama Alejandra, la he
visto una vez cuando pasé por su casa. ¿Es más linda que tú? No, modestia aparte
– y es verdad, Elena es mucho más bella que Alejandra –, yo soy más bella que
ella, nada más que ella es muy joven, es diez años menor que Sebastián, o sea
doce años menor que yo. ¡Guau!, pero si es una bebita. Es una linda niña,
Sebastián me ha contado mucho de ella, en una ocasión cuando le llamó, estando
él en el servicio, le respondí y escuché su voz, tiene una voz curiosa, le
tenía cólera, pero luego de todas las cosas lindas que Sebastián me ha dicho de
ella, solo le agradezco porque ayudó mucho a que Sebastián cambiara; antes él
era más melancólico, solo pensaba en la muerte; estaba mucho tiempo en que
haría un libro, no había cuándo, pero solo lo pudo hacer con Alejandra; se le
ha abierto muchos panoramas ahora y creo que es por ella, ella es como una
vitalidad, a pesar que le ha abandonado, Alejandra le ha sabido un punto de
inflexión para bien. ¿Admiras a esa chiquilla? – Camucha abre la boca. Sí,
Sebastián siempre me cuenta de ella y solo me dice cosas extraordinarias, debe
ser porque es muy joven, es graciosa y divertida.
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