Ya no te amo, pero seguiré a tu lado

Sigues siendo hermosa.

Mario camina por la Gran Chimú, piensa que no le duele; igual, ya no está enamorado.

“Lo hice porque no tenía otra alternativa, tengo dos hijos; él me dejó. Pero no solo dependía de él. ¿Tú que sabes?, tu vida siempre ha sido fácil; en cambio la vida de Henry y la mía han sido cargas. Qué soberbia, sus vidas han sido más complicadas, sus cargas mayores.

Elena le mira con lágrimas a los ojos y le recrimina.

¿Acaso no era que ya no me amabas? Y ya no te amo. Entonces qué pasó esa noche cuando estabas tomado. Me dejé llevar, de verdad ya no te amo; ahora te veo como una hermana y lo que me he enterado no me duele como pienso que me dolería, pero aún siento que debo ayudarte, que no puedo estar tranquilo si tú no lo estás. Pero no te debe importar lo que haga, yo ya estoy acostumbrada a vivir así, es más creo que hasta me gusta; mi vida no tendría sentido si no fueran por todas estas cargas. ¿Y entonces por qué no me dejas en paz?, ¿por qué no sales de mi mente?..”

No debería dolerle, pero se le ha hecho un nudo agudo en la garganta. Será porque se ha dado cuenta que se terminó, que quedó atrás todo lo que sentía por Elena; o es que la sigue amando. Le caen lágrimas, se quita los lentes y se seca los ojos. Su celular suena, es ella.

Mario – Elena está contrariada... ¿Qué pasó Elena? Mario, solo quería decirte gracias. No te preocupes, yo siempre voy a estar contigo. Gracias, nos vemos pronto. Pronto Elena.

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¿Qué escribes? - Elizabeth pregunta a Mario -, ¿es poesía? No, no es poesía, es mi tristesza.