Tuesday, July 30, 2013

¿Puedes contestarme el mensaje?

De pronto el temor… la duda, el amor, la esperanza, todo se agita en mi alma en estos momentos.

Nunca podrás medir la magnitud del valor que tiene para mí una sola palabra tuya, es como el rayo de sol que vuelve la vida a los miembros entumecidos por el hielo de la desgracia de no tenerte.

Te he mandado un mensaje, te he propuesto ir a la montaña, no me has contestado.

Quiero llamarte, pero me digo que quizás te interrumpa, mejor no. Me pregunto y respondo simultáneamente, con la rapidez del pensamiento que envuelve en sus giros la intención y la ejecución: ¿Y si no contesta? Mejor no la llamo.

Abro mi libro, leo el título: Ave sin nido, tomo asiento y retorno a mis combinaciones de discurso en la forma más interesante. Tejo y destejo el pensamiento, siento cómo los minutos son de pesados, veo el celular, ni siquiera un mensaje.

Una palabra, aunque sea una que diga “no”, me calmaría ahora.

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