Aunque me dijiste que tú morirías primero, no sé qué me
conviene: que tú mueras primero o yo.
Si tú mueres primero – de cáncer seguro, y tienes mucha más
probabilidades porque desde que te conozco fumas – lo bueno sería que te
tendría para mí en cualquier momento, te podría visitar cada vez que lo desee,
te llevaría flores e iría a comer contigo todos los domingos que son mis días
más solos como hoy. Si mueres primero, sería un tremendo dolor no ir a tu
entierro porque tu familia no va querer que esté allí. Si mueres primero, sería
un gran dolor porque no podrás ir a mi entierro. Si mueres primero, no
tendríamos un sábado como ayer de fumar juntos, tomar juntos, estrechar tu mano
y ver tu sonrisa. Si mueres primero, me habrás ganado.
Ayer aprendí a fumar, voy a morir de cáncer. Siento mis
brazos y piernas débiles, tengo una sensación extraña, estoy mareado, estoy
feliz, estoy triste, estoy melancólico y también optimista. Ayer estuviste aquí
y no me lo creo. El vuelo, fue el pretexto. Ayer estuviste conmigo, te
expresaste de la mejor manera, fuiste linda, fuiste elegante, fuiste mía.
Ayer me enseñaste a fumar, me matarás de cáncer, pienso.
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