Estimada valenciana,
Quiero que sepas que es cierto lo que te dije, sí, es cierto que me gustas,
y que este gusto es más que un simple gusto, me gustas para bien, para algo
serio. Ahora, te entero que yo no he tenido nada serio y no porque no lo haya
querido, sino porque siempre – ese es el problema como ahora contigo – me ha
gustado lo irrealizable. Como te conté, tres amores he tenido en mi vida y los
tres fueron un gran fracaso desde que me fije en ellas. La primera, sin saberlo
ya estaba casada, las otras dos, sencillamente no me quisieron nunca, me
admiraron, pero no correspondieron a mi amor.
¿Qué hace que lo nuestro sea irrealizable?, son muchos los baches, baches
que tendría que superar para que un amor por fin se consolide conmigo. Repasaré
los más sobresalientes:
PRIMERO: Tu trabajo
Es la primera vez en mi vida que me enamoro de una prostituta, perdón si
eso ofende, pero es así, eres una prostituta, una prostituta elegante porque
trabajas en un “spa”, con toda la sofisticación que los gringos esos que me contaste
han podido hacer con sus dólares. Pero ese lugar es un prostíbulo, y tus
masajes solo son el servicio más barato que la billetera de un humilde obrero
peruano puede gastarse, porque no me alcanza para el paquete “final feliz”.
Tu trabajo es un gran bache, cómo podría decirte que lo dejes, sobre todo
cuando estás allí no por necesidad, sino porque eres una profesional, alguien
que disfruta de su trabajo. Yo también disfruto de mi trabajo – claro, mi
trabajo es más convencional -, y sé qué es disfrutar del trabajo y me he dado
cuenta – además que también me lo confesaste -, tú disfrutas de tu trabajo,
entonces cómo voy a pedirte que dejes eso.
Además, conociéndome lo celoso que soy, cómo estaría tranquilo, sabiendo
que trabajas así, cómo – machista yo – poder comprender que me serás fiel.
Podrás decir, el problema es mío, tienes razón, el bache es mío, porque habrá
hombres que no les importaría eso, es más podrían hasta sacar provecho, pero yo
no soy así.
SEGUNDO: Tu belleza
Es un gran problema que seas tan bonita, tus hermosos grandes ojos, tu
nariz puntiaguda y esos tus labios carnosos con que me has besado al salir del “spa”,
son baches que me hacen muy inseguro. Siendo yo con poca gracia, cómo puedo
seriamente pensar que te puedo gustar, que lo que dijiste solo ha sido un
speech que le dices a tus “clientes”. Cómo un retaco, cegatón y medio calvo
viejo puede ser simpático para alguien joven y bella como tú.
Me veo ridículo imaginándome a tu lado, como cuando esperaba las bebidas
allí todo mojado, y me miraste y sonreíste o, mejor dicho, te reíste del
ridículo que te invitaba esas cubas libres. Cómo podría fijarse en mí aquella
noble que pone su mirada fija a un punto infinito que la hice mármol griego
para adorar.
TERCERO: La distancia
Sí, la distancia, es algo poco importante, pero ayuda, en este caso empeora
la cosa. Tú vives en el centro clasemediero, yo en el cerco de las
estribaciones andinas. Para verte tengo que hacer un viaje de dos horas, y un
regreso de otras dos horas más. Cuatro horas que ni leyendo pasan rápido, para
luego verte media hora – para eso alcanza mi poco de plata – que pasa veloz,
tristemente veloz, y por eso te pedí que no me soltaras la mano rápidamente,
porque quería aprovechar hasta el último segundo, y por eso también me quedé
sentado para verte ir y yo casi me lloro.
EL MÁS IMPORTANTE DE LOS BACHES
Estos tres baches no son nada, podría soportarlos creo, me podría negar al
orgullo de lo convencional, y obligarme al sacrificio solo para tenerte a mi
lado. El más importante de los baches es que no me vas amar como yo. Ya me pasó
y sufrí mucho, y por eso es mejor cortar lo más pronto.
ADIÓS
Sí, adiós, si la primera vez fue nuestro encuentro para que me embrujes y
la segunda consecuencia de dicho embrujo, ya no habrá una tercera vez, porque la realidad pesa más que la fantasía y no pienso
llegar a la ignominiosa opción de pagar para que me ames, igual pagaría, pero
quiero que lo nuestro algo de sincero tenga, así que como es imposible, mejor
no vuelvo a ese “spa”.
Adiós, bonita venezolana de Valencia.
Así es el juego del amor. A veces ganas y otras píerdes.
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