El profesor Rivas asciende con sus estudiantes, antes quería
subir acompañado de ella, ahora le remplazan diecisiete chiquillos
desinteresados. En ese cerro de historia y religión, de cultura y basura, de
una muestra más de la cruz de la conquista; allá va, a recordar una historia
personal fallida.
Alicia mira al profesor, él mueve las cejas, ella esquiva su
mirada. Es un profesor complicado, pero nos trajo aquí, y no está nada mal. ¿Falta
mucho?, tanta cruz… - Soraya es interrumpida por un empujón de Derek, ella
corre para hacerle pagar su insolencia, y Alicia aprovecha para gritar
eufórica. ¡Maldito!, por qué no te metes
con una de tu tamaño – no se sabe si lo dice porque Soraya es la más pequeña
del grupo o porque Derek es el más alto.
Derek ríe, y se notan sus dientes blancos, corre, corre,
corre como Forrest Gump, saca la lengua y ríe porque la pobre Soraya no le
alcanzará, pero luego piensa que sería mejor que le alcance, la pobre merece
vengarse; para en seco y Soraya le ametralla con unos golpecitos de puño que
hacen que Derek ría más.
A ver jóvenes, vamos a parar aquí – el profesor Rivas quiere
hacer un comentario -, allá pueden ver el Presbítero Maestro, un cementerio
museo, que tiene el plano de una acrópolis – los jóvenes no saben que es una
acrópolis. ¿Y se puede todavía enterrarse allí? – pregunta Ariana. Entiendo que
sí, aunque no muchos se animan. ¿Y se puede ir de noche? – Derek salta
apoyándose en los hombros de Bryan. Sí, pero esos tours son en fechas
específicas y es muy caro. ¿Por qué no vamos profesor? – Bryan se emociona. No
creo que podamos ir, sus padres no estarían de acuerdo; avancemos.
El profesor Rivas mira a sus estudiantes. Rocío se toma una
foto en cada cruz que va encontrando, la misma posición, con la v de vengadora,
con una sonrisa de selfie. Derek y Bryan se adelantan, corren, ríen, molestan a
Soraya, son felices. Andy camina solo, aprovecha en pensar, en pensar como
parece – para el profesor Rivas – que no lo hace, pero Andy piensa, es
oportuno, no vino Israel, su fiel amigo como un perro. Alicia conversa con
Sofía sobre la camiseta del salón. Tomás y Carlos están contentos, a pesar que
ellos no son del aula del profesor Rivas, él les invitó. Las chicas saludan a
los turistas que suben con el mirabus gritando, hello, good morning; pero no se
dan cuenta que esos son turistas peruanos.
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