Yovana, es absurdo estar siempre
conversando contigo; creo que por amor propio y conciencia de lo ridículo;
debes dejar de escribirme. Yo ya no te amo, nunca te amé, la verdad jugué
contigo. Pero por “jugar contigo” no quiere esto decir que soy una mala persona,
por el contrario soy honesto; siempre te lo hice saber, yo jugaba contigo; y tú
también, conmigo. Lo nuestro fue eso, un pasar el tiempo, fue bonito, pero
sinceramente no fue nada serio, no tenía futuro, no me imaginaba ni me imagino
ahora tener algo contigo. Y esto por las siguientes razones:
PRIMERO: Recordarte, que si
estuviste en la empresa fue porque yo así lo quise. Tú no tenías experiencia,
no te necesitábamos; pero como te vi desvalida, por querer hacer una obra de
bien comencé esta estúpida historia.
SEGUNDO: La continuidad de
nuestra “relación” es porque tú insististe, yo intenté terminar contigo en
varias oportunidades. Pero fuiste tú la que quiso seguir con esta tontería, y
fui yo el tonto que acepté.
TERCERO: Sexualmente no ha pasado
nada sorprendente para recordarte. Te sigo siendo sincero, mejores cosas he
hecho con otras mejores mujeres. Quizás tu falta de experiencia, quizás mi
vergüenza. Yo esperaba que me azotaras, que fuera algo más fuerte, menos limpio
e ingenuo. Pero no sucedió, eso está bien, no has terminado con ninguna de mis
fantasías.
CUARTO: Si en un momento te hice
entender con mi comportamiento que no podía vivir sin ti o te necesitaba, no
fue tal cosa, entiende, ni siquiera sexualmente te necesito; prefiero hacerme
una paja que estar con alguien como tú. Eso fue porque me acostumbré, y el
hombre es así, un animal de costumbres.
QUINTO: Tú sabías que yo tenía
pareja. Esa mujer para mí es muy importante, la amo, y ahora estoy muy mal, en
un estado calamitoso porque ella me ha dejado. Pero voy hacer hasta lo
imposible por recuperarla. Tú sabías eso. Yo nunca te lo negué.
SEXTO: Soy sincero y tú debes ser
inteligente, cómo puedes pensar que yo siendo un hombre de negocios y ya de
cierta edad, me iba a enamorar de una niña inexperta. Entonces, no me puedes
reclamar nada. Lo más estúpido que has hecho es llamar a mi mujer, mandarle
textos, decirle lo nuestro… Qué pensabas cabeza de chorlito, eres bruta, no te
dabas cuenta de lo que hacías… La verdad me jode recordar todo esta tontería,
allí me di cuenta de la estupidez que ha sido estar contigo.
SEPTIMO: Creo que quieres
terminar conmigo, no seas ridícula, ni tú ni yo podemos terminar el uno con el
otro, y no porque no queramos; no, no podemos terminar porque nada tenemos. Así
que déjate de huevadas, deja de escribir, que yo me he decidido dejarme de
huevadas y ya no escribirte.
Adiós.
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Keni empieza su carta, llora, no puede continuar... quizás si le pide ayuda a su amigo podría escribir una carta fatalista como el fin de su amor, quizás su dolor sirva para hacer literatura.
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