Monday, December 19, 2016

Mangos

Sebastián completa sus registros. La profesora de Inglés le escribe.

Sebastián estoy preocupada, tengo muchos jalados en el quinto “C”. Bueno, así es la vida académica, algunos jalan, otros también jalan; en realidad me he dado cuenta que la mayoría jala; son pocos los que aprueban. Pero tú crees que me digan algo por haber jalado a tantos. No lo sé, pero si te molestan, conmigo serán peor, me dirán que soy un mal profesor, que no tengo estrategias para enseñar, que cómo es posible que haya jalado tantos estudiantes, como si fuera que yo los jalo porque soy un resentido o un tipo malévolo que le gusta arruinar las navidades de los jóvenes. Ya me imagino, porque tú tienes más jalados que yo. Sí, figúrate que en una ocasión una señora se me acercó y me dijo que el futuro profesional de su hijo se iba arruinar por mi culpa, el muchacho estaba para suboficial y ya tenía todo menos el certificado de estudios. ¿Cómo que tenía todo?, si no tiene su certificado no tiene nada. Sí pues, pero para la señora tener la “vara” era tenerlo todo. ¿Ya terminaste con los registros de cuarto? Nada amiga, ayer terminé los de quinto y ahora me estoy llenando los registros de cuarto, en una hora los tengo y te los envío. Ya, pero no seas malito pues, mis chicos se han esforzado bastante. Allí están las notas amiga, ellos tendrán lo que se merecen. Está bien, pero recuerda tu poder de discrecionalidad. No te preocupes, la evaluación también es aprendizaje.

Sebastián comparte un pensamiento de la pedagoga finlandesa Inger Enkvist, “el ideal es tener clases con un profesor inteligente y un alumno concentrado”.  

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Keni se levanta, son las once, revisa su celular, 10 mensajes de Yovana.

Primer mensaje: Perdóname mi amor.

Segundo mensaje: Ratoncito, perdóname.

Tercer mensaje: Te amo tanto, te amo mucho, te amo de aquí al infinito, perdóname  por favor perdóname.

Cuarto mensaje: Mi mamá está preocupada por ti, dice que vaya a tu casa a conversar contigo y solucionar nuestro problema, por favor mi amor contéstame para ir a tu casa.

Quinto mensaje: Keni, si no me contestas voy a ir a tu casa, y voy hablar con tu mamá.

Sexto mensaje: Keni por favor, qué tienes por qué no me respondes al celular, estoy que te escribo en Facebook y nada, qué te has creído, soy Yovana, no me puedes hacer esto.

Séptimo mensaje: (no voy a reproducir este mensaje, es muy patético, ofensivo, cochino, es una rabieta estúpida).

Octavo mensaje: . (Sí, puso un punto, quizás deba ser el punto que le faltaba al séptimo mensaje, no sé, la verdad que está enferma esta mujer).

Noveno mensaje: (es otro mensaje obsceno, donde describe todo lo que hicieron, todo lo que él le obligó hacer con ese dicho de que “lo que hagamos tú y yo se queda entre nosotros”).

Décimo mensaje: El 993200783 intentó llamarte sin éxito por falta de saldo.

Keni se levanta, deja caer la colcha con que se tapaba, se va hasta la cocina. Camina en boxer, Teresita le ha visto en esos paños así que no hay problema.

Buenos días Teresita. Ay joven, usted a estas horas, su papá está muy enojado con usted, dijo que usted había quedado con él para que le acompañe a Gamarra. Yo no quedé nada con el viejo, él quiere que vaya allá con este calor, já, se equivoca, se equivoca el viejo, yo no salgo de casa con este calor, más bien voy a instalar los ventiladores porque este verano se nos viene terrible; Teresita, puedes hacerme un juguito de naranjas. Claro joven. Gracias – Keni se sienta a la mesita pequeña que tienen en la cocina, coge su abdomen y admira su anatomía - dime Teresita, ¿y el vago de Jhonson sigue durmiendo? Ay joven, el joven Jhonson salió temprano con su mamá. ¿Con mi mamá?, ¿a dónde se ha ido ese felón? Creo que ha ido a comprar algunas cosas para el nacimiento. Ya me imagino, aprovechará para sacarle plata a mi vieja, ese es un vago… Teresita, ¿quién es más vago?, ¿Jhonson o yo? Jajajaja – Teresita ríe y mira de reojo al joven Keni -, ay cómo me dice eso joven Keni, usted es el más vago. Sí no, eso es lo que me gusta mucho de ti Teresita, que siempre dices la verdad, tú no te casas con nadie, a pesar que somos muy amigos, siempre me has dicho la verdad – lo dice porque Yovana le ha mentido.

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Tengo mangos, sí… helados como a ti te gustan. Recuerdas que durante el último verano siempre te invitaba mangos helados, pues hoy he comprado bastante mango y pensé que quizás quisieras para la noche como acostumbrábamos, los he puesto en la refrigeradora.

Sebastián escucha música de los “Enanitos verdes” mientras se alista para salir al trabajo.





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