Eduarda cambia el mantel de la mesa principal con mucha
delicadeza, es la señora de la casa. Keni pasa.
¿Para qué haces eso mami? Para almorzar juntos. Yo no voy
almorzar, salgo con Yovana. Pero hijo, ya son las dos; al menos hoy que es
feriado podemos disimular que somos una familia civilizada. Mamá, voy a comer
afuera. Dile a Yovana que venga a comer aquí. No va querer, comeré en su casa.
Keni se cambia de medias y sale. Jhonson, que tiene puesto un
mantel a manera de babero, abre la boca y hace un gesto de lelo contra su
hermano. Keni le enseña el dedo medio.
***
Sebastián reniega con sus padres porque no han puesto la
rampa para la cochera. Nadie en su casa tiene auto, pero quizás más adelante se
necesite. Su padre le dice que él no puede hacerlo todo, que él debería ayudarles.
Quedan en que él irá a la municipalidad a ver eso.
Sebastián se sirve un poco de carapulca, se sienta solo a la
mesa, piensa en Alejandra, que hoy que es feriado podría estar con ella y no en
esa mesa limpia de lo sola que anda por ser día rojo. No desea continuar, recoge
los cubiertos y deja su comida a medio terminar, tiene un hueco en el estómago
que no se satisface con alimentos. Se despide de Nella y del señor Rivas así
nomás.
*****
Keni va con el auto, su madre le ha pedido que no vuelva muy
tarde; él se ríe de Eduarda, le parece graciosamente detallista. Poner mantel
especial para los feriados, cambia de cortinas para que haga juego con los
cubridores de los muebles, y hoy seguro que se pondrá con Teresita a colocar el
árbol navideño. Él debería estar colocando las bolas de ese árbol – hace un
gesto femenino y dice en voz alta, “con lo que me gusta colgar las bolas” -, le
caen lágrimas, porque se recordó de algo que le hizo Yovana.
Para al frente de la casa de Pablo, su celular timbra.
¿Ya estás aquí Mongolito? – es Pablo. Sí, ¿has preparado mi
comida mi amor? No, en feriados me gusta llevar a mi mujer al restaurante.
Carajo, ¡cuál tu mujer!, apura baja, ¿te habrás lavado el chocolate? Caya
Mongolito.
Pablo abre la ventana y ve a Keni sentado en su auto
estacionado en frente. Cierra la ventana, se pone un polo y baja – olvidó ponerse
desodorante.
*******
Sebastián duerme, sueña que se le caen los dientes y
despierta asustado. Se quita la ropa y se va a la ducha, antes mira por su
ventana y ve que un joven está esperando a alguien, se parece a Keni. Se mete
al baño, deja que le caiga el agua y escucha la canción, “Nunca niegues que te
amo” de los inquietos.
No haré tareas, solo dormiré; hoy es un día feriado… Sería
bacanudo estar contigo, hubiese sido llamarte temprano para molestarte,
levantarte y molestarte por lo floja que eres, que marmoteas a toda hora. Luego
aquí los dos escuchando tu música, saliendo a comer al centro, pedir los
platos más caros del restaurante, caminar por Jirón y luego ir al cine. Reírnos,
tocarte los cabellos, la piel y dormir juntos.
Mientras se seca mira al joven que sigue esperando. Corre la ventana y le pregunta a quién espera.
¿No te recuerdas de mí? - el joven se emociona al ver a Sebastián. No, la verdad no te recuerdo, ¿quién eres? Soy Mario, soy hermano de Elena.
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