Todos los días, desde la mañana hasta la noche – y justamente
por eso no concilia el sueño con facilidad – piensa en ella. Piensa en sus
hermosos cabellos, su sonrisa, su bien formado cuerpo, sus ojos, nariz, brazos,
manos, se desespera por no poder ir a su encuentro.
Durante esta semana ha comenzado a trabajar con regularidad.
Piensa que ha comenzado muy tarde, que para su edad ya debería tener algún
ahorro importante, debería verse más productivo; sigue siendo estudiante, un
eterno estudiante.
Ya no ve a sus padres, Nella ya está acostumbrada a que
pasen semanas sin saber de él. Se le cae de su cuaderno una imagen que su
sobrina dibujó al comienzo de año, es él, claro con mucho color, ojos desorbitados,
poco cabello, la niña curiosamente nota la escasez de cabello que supuestamente
pasa desapercibido para sus sobrinos mayores.
******
Coge el poemario, lo lee y recuerda, recuerda las noches en
que pasaban conversa
ndo, que siempre la llamaba para poder irse a dormir
tranquilo. Ya no quiere hacer poemas, quizás ya no pueda hacer poemas… tiene
miedo que si hace uno, sea un mal poema… ahora que lee los poemas, piensa
que no son tan buenos como los creyó al
comienzo.
Deja de escribir en la computadora, se va a la ducha.
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