Debajo de su mansedumbre perfecta y del espíritu de obediencia a la los mayores, él obedece y muestra mansedumbre y acatamiento por propia decisión; no acata y cumple porque se le ordena, sino porque él se impone esa conducta; su amo y patrón es él mismo y además un "algo" para él único superior y venerable.
Se deja llevar por algo más superior que su mente, se deja llevar por su INSTINTO que a pesar de no haber conocido la naturalez, es tan natural como cuando cemento alguno aún no había sido plantado.
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