Cuando lo ves poseído por el deseo sexual, cuando miras su rostro y sus ojos, te parece feo, aterrador, bestial, ves una lujuria amenazante, perturbadora.
En la intimidad, aunque dices quererle, y él se te acerca lleno de lujuria, lo ves como un enemigo, no es tu amigo. Te parece un mensajero del infierno, no del cielo. ¿Cómo haces para dejarte hacer el amor?, o peor aún, ¿Cómo haces para hacerle el amor y él no se dé cuenta de tu asco?
Conmigo era calma y serenidad, nuestros rostros se veían iluminados. Nuestro acto sexual era sublime. Nuestros corazones se impregnaban de una suave paz, de una sensación de lo sagrado. Y nos embargaba el asombro.
Ayer, nuevamente te vi.
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Sunday, November 13, 2011
Hacer el amor contigo.
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