En 1891, el pintor francés Paul Gauguin fue a la Polinesia Francesa en pos de un paraíso tropical que le pueda dar una mejor vida. Pero pronto le alcanzó la realidad. Su disoluto pasado se tradujo en enfermedades y sufrimientos, tanto para él mismo como para quienes le rodearon. Poco antes de morir pintó lo que se ha llamado el “último documento de su vehemencia artística”. El libro de Paul Gauguin 1848 – 1903 – The Primitive Sophisticate dice: “El espectro de la actividad humana representado en el lienzo engloba todo el ciclo vital, desde el nacimiento hasta la muerte (…). El pintor se propuso interpretar aquí la vida con un gran misterio”.
Para el hombre de hoy la felicidad es inalcanzable y la vida carece de sentido, piensa que lo mejor que podemos hacer es apuntar a una ilusión y embriagarnos con ella y hacer que nuestro ego disfrute de tamaña mentira. Hacer empresa, ser el más exitoso profesional, buscar el mejor empleo, tener los hijos más bellos, alardear de juventud, todo puede engañar al ego, hasta el más estúpido puede ser “feliz” así. Salud por nuestra felicidad.
No comments:
Post a Comment