Se toma la ducha,
se lamenta no haber recogido la toalla que dejó colgada afuera, saca otra
toalla del armario. Se viste rápido y le toma una foto a la obra que comenzará
a leer: “Los cuadernos de don Rigoberto” de Mario Vargas Llosa. Se mira al
espejo y le importa poco que siga perdiendo cabello.
Baja rápidamente
las escaleras y se siente bien al verlas limpias – Fabio las limpió ayer. En el
mercado, en el puesto de Keni, pide dos panes con palta y un vaso de leche de
soya. Regresa, por el camino de “Azul”, sueña despierto. Ella está allí,
parecida a la encarnación de la pureza, un dechado de inocencia y virtud que
camina hacia él para desaparecer dejando el perfume de las azucenas en el
camino.
En su habitación,
hace los documentos para su jefa, abre el WhatsApp web y ve que su sobrina usó
su cuenta para conversar con sus compañeras. Sonríe, ella es la única que se le
ocurre hacer algo así. También observa que un par de señoras le están
escribiendo sobre sus hijos, no responde porque ya les ha dicho a los chicos
que les digan a sus padres que él tiene un horario de atención y que no
atenderá al celular, si atendería al celular no podría hacer sus documentos y
lecturas. Le llama una madre de familia, se cuestiona si debe o no contestar,
contesta y escucha a la señora, en realidad solo la oye, porque reniega para
sus adentros.
Ni mi madre es
tan demandante, es más, mi pobre madre tiene tanta delicadeza que no me llama
porque piensa que me puede interrumpir, y por eso la visito todos los días,
claro hay días que no la he visitado, pero son casi todos los días que la
visito para que no se preocupe, pero ella tiene la delicadeza de no llamar,
porque piensa que podría tener el celular en la mochila y estar en medio de la
calle, o quizás estoy dictando clases, o leyendo y ella por no distraerme se
guarda sus ganas de quererme escuchar.
Pero estas
señoras no te quieren escuchar, quieren que les absuelvas alguna duda.
Replica:
Pues deberían
respetar mi horario de atención, yo este celular no lo tengo todo el día y si
lo tengo cerca es porque estoy esperando una llamada importante – Azul no es -,
y me emociono y de pronto es alguien que no esperaba y me hace renegar.
Nuevamente su
conciencia:
Xxxxxx
Así es señito. No
se preocupe, cualquier cosa por favor el jueves a la sexta hora, ese es mi
horario de atención.
Sebastián se
cambia de ropa para ir a dictar clases.