Estrellita mira
al apuesto joven que está limpiando la pared. Toma cuenta de sus cabellos
ondeados y le mira la nuca, su piel blanca, sus pestañas rizadas, Estrellita se
siente profundamente interesada por él. El joven voltea como si hubiese sentido
que alguien le llamara, ella agacha la mirada y simula leer su libro.
Tengo ya
dieciocho, Julio me dejó, me dijo que no se acostumbraría a los Estados Unidos,
pero resultó que él era americano de corazón, lo cierto es que es un alienado
más. Ahora estoy leyendo unos cuentos, cuentos escritos por mujeres, entre
ellos tengo uno de Isabel Allende, fenomenal.
El joven se
acerca a la mesa de Estrellita y pone sobre la mesa los cubiertos, ella sonríe,
él la mira así nomás. El joven tiene muchos problemas en la cabeza, está
pensando en comprarse unas zapatillas, unos jeans, quisiera tener dinero para
poder comprar las pastillas que necesita su madre, cuánto le gustaría tener
dinero para estudiar, aunque sea en un instituto. Estrellita se da cuenta que
ese joven es triste, como el conejo del cuento que lee.
He conocido a un
joven, su nombre es Daniel, me parece que es venezolano, se ve lindo. Me ha
dicho algo, él solo se encarga de limpiar, pero hoy me atendió a la mesa y me
dijo algo, voy a considerar esa palabra una de las más hermosas, no he sentido
su entonación, pero me ha dicho algo que me pareció angelical.
El mozo grita el
nombre de Daniel, y le pide que acomode unos costales. Estrellita se fija que
Daniel no tiene buenas ropas, piensa en que podría comprarle unos jeans, tiene
dinero ahorrado, le podría apoyar comprándole jeans y unas zapatillas, ese
joven debe estar pasando necesidad. El mozo le alcanza la ensalada, ella
despierta de sus elucubraciones.
Ese joven es muy
apuesto; seguro que debe tener novia. Pero igual, me gustaría ayudarle, me
gustaría ser su amiga. Pero que tonta soy, me perdería al conversarle, qué le
podría decir, seguro que tendrá cosas mucho más interesantes que comentar sobre
literatura. Leo literatura desde que mi tío Sebastián se le ocurrió que mejores
regalos – y más cómodos – son los libros, y ya me ha dado muchas obras, pronto
tendré mi propia biblioteca.
Estrellita
termina su ensalada, deja el dinero en la mesa y se despide:
(-) Muchas
gracias, aquí tiene – se lo dice de lejos al mozo.
(-) Gracias – el mozo
responde alto y con una mirada le pide a Daniel que recoja los platos y el
dinero.
(-) Gracias – Daniel
se dirige a Estrellita, quien sonríe y baja la mirada.
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