Tuesday, March 16, 2021

Muy tarde

Sebastián se levanta muy tarde, son las nueve del día, está con una pereza y dolor de cabeza. Esto de estar creando grupos de Whatsapp en realidad ha sido un chambón, supuestamente estas cosas se hacen para facilitarnos la vida, pero en realidad nos la friega. Se mira en el espejo y se siente mal por la notoria acumulación de grasa abdominal, tiene miedo al recordar que en algún momento pudo ser anoréxico, se sonríe para darse ánimo: gordo pero sano, piensa. Se mete a la ducha.

El agua cae caliente, se pregunta cómo será en el invierno, seguro que el agua estará fría porque con la baja temperatura y el agua estancada será sufrible bañarse en esos días. Abre la botella del shampoo y le llena agua para poder utilizar lo último, tendrá que esperar una semana para comprar una nueva botella, con la deuda está más ajustado. Felizmente que ya no está Azul, si la tendría estaría más aguja, y me moriría de la pena de no poder invitarla a salir a comer algo.

Sale de la ducha, se seca mirando su anatomía en el espejo, se mira en el espejo para recriminarse por no tener un cuerpo formado, le sale las ideas de “si tuviera…”. Sonríe – fingidamente – para darse ánimo, esta vez con la idea “al menos tengo un trabajo”. Y vaya que trabajo, son un cuarto para las diez y ha comenzado a timbrar el celular, son los estudiantes que le escriben por el Whatsapp y también llamadas, de seguro madres de familia, que no respetan el horario del trabajo del docente. No responde porque le duele la cabeza y cree que es una injusticia que le llamen o mensajeen a esas horas, cuando él fácilmente podría estar haciendo otra actividad, quizás podría leer un libro, terminar “La ciudad y los perros” que lo ha dejado a medio leer. No termina de vestirse y se tira en su cama, toma el libro y se pone a leer. No importa, solo tomaré agua y me quedaré aquí una hora para avanzar con mi lectura.



Azul, sería genial que me dieras 
la oportunidad de contarte alguna de mis lecturas


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