Saturday, May 25, 2019

El cuarto del último piso


Elizabeth mira al profesor, éste le hace la pregunta y ella sonríe. El profesor le vuelve a preguntar, ella está por matarse de risa, aguanta, ríe, se lleva la mano a la boca, está riendo, aguanta con la otra mano. El profesor la mira y se recuerda de su sobrina, no se puede molestar con ella; la manda a sentarse.


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El profesor pide a los jóvenes que se formen para que se trasladen al auditorio. Los primeros, Grecia, Sofía, Juan, Pablo y Elías le vuelven a saludar. El profesor mira a cada uno de sus estudiantes y piensa que está con los mejores, él les ha tratado tan igual como a sus pares de las otras secciones, pero este cuarto es el mejor, todos ellos son esforzados en los estudios y su comportamiento también es muy bueno. Lo que más admira de este grupo es el compañerismo y amistad que se prodigan todos. En cada salón siempre ha destacado un estudiante, a lo mucho ha encontrado un segundo que le sigue titubeando, pero el cuarto del último piso tiene a Grecia, Sofía, Juan, Pablo y Elías, y el resto no se queda atrás; todos expusieron, todos presentaron los trabajos y más de la mitad aprobó los exámenes.

Se trasladan en silencio, cogiendo sus libros con la postura académica que les enseñó su profesor, recordando ese conocido y viejo refrán: “la mujer del César no solo debe serlo, sino parecerlo”. Jaqueline le sonríe y le vuelve a saludar.

Ya en el auditorio, no hay necesidad de pedirles que se pongan a leer, excepto Gustavo que busca en su cartuchera, están con sus lecturas. El profesor comienza la explicación, y los jóvenes levantan la cabeza, están ansiosos por el interrogatorio.

(p) ¿Cuál era el rol de la familia en la época victoriana?
Varias manos se alzan, el profesor le da permiso con la cabeza a Grecia.
(g) Era la célula básica de la sociedad, en ella se depositaba los principios morales, los cuales se enseñaban de generación en generación.
(p) ¿Y el rol de la mujer? – vuelve a pregunta el profesor, y asienta para que Elías responda.
(e) La mujer se consideraba como si fuera una autoridad moral, pero solo hablamos de la mujer de las clases altas. Las mujeres de las clases altas estaban encargadas de administrar la casa y educar a sus hijos.
(p) Gustavo, puedes decirnos, ¿cuál era la condición del varón en esta época?
(g) Los varones – dice varones porque el profesor les ha insistido en la diferencia entre hombre y varón -, tenían mucho poder en la familia, esto porque ellos eran los dueños de todo, ellos eran los que controlaban sobre todo el dinero y por eso eran la cabeza de la casa.  
(p) La lectura del anexo 2 nos habla sobre la educación victoriana, lean el texto y completen el cuadro diferenciando las características de la educación peruana actual y la inglesa del siglo XIX.
Los jóvenes se apresuran con la actividad. El profesor se acerca a Elizabeth para apoyarla, ella tiene dificultad con la lectura. Elizabeth se pone nerviosa.
(p) ¿Qué vas entendiendo?
(e) Aquí dice – Elizabeth lee titubeando – “Inglaterra da impulso al deporte moderno hacia 1840, el movimiento parte tanto de los public schools como de las universidades, es decir, de la juventud aristocrática”.
(p) Entonces, el texto nos está hablando de un grupo social, de la educación de un grupo social, ¿cuál es ese grupo social?
(e) ¿Los ricos? – Elizabeth le mira y sonríe.
(p) Pero el texto dice cómo se llaman.
(e) Los aristócratas – lo dice como haciéndose la niña.
(p) Así es, allí podemos rescatar dos características.
(e) Que eran los aristócratas que se educaban y que en sus colegios les enseñaban deportes.
(p) Y hoy en día, en nuestro país, ¿es así?
(e) En el Perú, ahora nos enseñan a todos, no importa si somos ricos o pobres; pero usted siempre dice que la educación de los “sectores poderosos” – recuerda las palabras del docente y éste se admira – es mejor que la de los que estudian en colegios públicos.
(p) Escribe esa diferencia.
(e) ¿Cómo escribo? – Elizabeth no se atreve a escribir lo que piensa.
(p) Pues así como lo has pensado, así mismo como me lo has dicho.

El profesor mira sus zapatos y limpia el barro salpicado en sus zapatos con una servilleta. Se para y ve en la mesita de la computadora una retorta, lo han comprado los jóvenes del cuarto del último piso.

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