Y se posó en tus pensamientos
Un anciano aburrido a quién ni por lástima escuchas
Un amargado decrépito de orejas caídas y frente pelada
Sus ojos se fijaron en ti
En tu distracción omnímoda
En tus mentiras de verdades.
Le miras
Te mira
Y sientes temor.
Le escuchas decir tu nombre
Lo que de él tienes
Sus propósitos para que mejores.
El entonado que no es de acá
Que ni tu norte conoce
Que te aprehende su triste cantar.
Príncipe vejestorio
De un día entre cien
Que se cansará.
Y tu temor se irá
Se irá con tu posibilidad
De él aprender.
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