Tras el gran esfuerzo inicial y después de haber batallado día a día me he quedado solo.
Recuerdo la felicidad que compartimos, no era un ideal de la propia egoísta personalidad de uno de los dos, eran fluidas fantasías de la adolescencia en que nos decíamos que estaríamos juntos. Vine a ver lo formulado sobre los datos de la posibilidad ofrecida en aquellas charlas, y solo, sencillamente solo, me has dejado.
Tu tiempo ya no es tuyo, sólo es un tiempo para ganarte la existencia. Alcanzar comodidad como yo también me contento comprando cualquier baratija y comiendo en vitrina. Percibo desde mi individualidad – porque ya no somos los dos ahora soy solo pero constituido por la presencia de tu recuerdo - a otras individualidades, envueltas, cada una desde su particular perspectiva, en la misma situación de conjunto, todos solos, tan solos, locos y completamente solos.
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He servido para dos, ¿dejarás tu plato? |
Tú eras mi principio, contigo fuimos uno, ahora no hay uno, ahora estoy solo y no hay nada, la unidad es de dos, no me queda nada. Ni siquiera tengo libertad y no se trata de ensayar la personalidad como cuando 19 y 21 años éramos uno. Lo curioso de esta situación es que el ideal era estar solo, constituirnos en uno solo en contra de lo exterior, ahora me asfixia el medio. |
Si me es concedida la posibilidad de proyectar libremente una vida que ha de desenvolverse fuera de ti, no la quiero. No quiero ninguna base de sustentación, no quiero que lo ajeno a ti me absorba. En mi plan de vida – que no es una fantasía gratuita – estoy solo porque ya tú no estás.
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