El hombre ha sido arrojado del paraíso, antes pertenecía a la naturaleza, pero querubines con espadas flameantes le impiden el paso si trata de regresar. El hombre se ha sofisticado, piensa que va adelante desarrollando su razón, pero cada vez más se hunde en la mayor irracionalidad, al haberse alejado de la naturaleza. Agredió la vida, ahora es amante de la muerte. También yo amo a la muerte como todos lo hacemos, pero estoy triste porque me he dado cuenta de este amor dañino, mientras que el resto vive el ocaso sin darse cuenta.
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