Ella le mira fijamente y le sonríe. Es el “amigo” – entre comillas
– de su sobrino. ¿Qué edad tiene?, ah sí… tiene unos treinta y cinco. Está
molesto, está nervioso, ¿será que su causa es justa?, ¿será un perfecto
inocente, tonto y feliz solterón?, ¿o un ambicioso más?
Sebastián le sonríe a la doctora Andrea, quiere causarle
buena impresión, hubiese querido conocerla sin presentar un problema, espera
que simpatice con su causa. Le voy a pagar lo que me pida, ojalá no me pida
mucho, le puedo pagar hasta ochenta, no creo que me cobre más de ochenta por esta
consulta. Le da la mano y ella responde muy femenina.
No sé si hay alma, pero algo distinto del cuerpo tiene
aquella señora, algo que se separó de su cuerpo y le hizo saber a Sebastián que
era su amiga. ¿Escuchas Sia?
No comments:
Post a Comment