(-) Pero estás que comes como si
fueras una condenada.
(-) Es la ansiedad.
Elena piensa en el Caballero
Blanco. Él saliendo de su oficina, se topa con ella y con una sonrisa
despectiva le obvia el saludo.
*****
Sebastián le pide su celular para
poder ubicar su página web. Ella le alcanza la pantalla para que él escriba.
Rozan sus manos, él la mira y ella responde con una sonrisa. Le pide que lea el poema. Ella lo lee y él la
mira. Ella se emociona, le dice lo bueno que le ha parecido y él le pide
nuevamente para buscar otro poema. Ella sostiene el celular mientras él busca
los poemas y aprovecha para rozar sus manos otra vez. Ella le mira y él sonríe.
Ahora, él es que lee para ella y ella también se emociona. Buscará un tercer
poema para ella.
(-) ¿Por qué ya no venías? – la joven
acomoda sus rubios cabellos.
(-) No estoy llevando todos los
cursos, y los que me inscribí eran de noche – Sebastián sonríe como no lo hace
con nadie.
(-) Están muy bonitos tus poemas,
son medio filosóficos, deberías publicarlos.
(-) Tengo un poemario publicado,
aunque creo que no son tan buenos como quisiera. Muestran un tipo subvalorado y
melancólico.
(-) Así, ¿has publicado?
(-) Sí, además tengo un canal de
youtube – si ella me pide el libro se lo regalo, Sebastián piensa.
(-) Un canal de youtube, ¿puedo
ver?, ¿cuál es?
(-) (…)
Sebastián la mira, es tan joven
como Alejandra. Se la ve inteligente y noble. Le gusta su piel blanca, le mira los tobillos, quisiera
tocarle la piel, cómo sería darle un beso. Piensa atrevidamente, como no lo
había hecho hace mucho.
Si me dice algo… algo que me haga
pensar que puede ser; que no es simple simpatía por el cliente. Quizás me pueda
sugerir algo distinto, a parte del menú.
*****
(-) Ha sido un grosero, no será
machista.
(-) ¿Por qué dices eso?
(-) Mira para decir que puede
hacer mejor de lo que tú haces en la oficina. Eso lo dijo porque eres mujer, es
violencia de género – Camucha exagera.
(-) No creo que sea eso, solo
está molesto porque lo despidieron y piensa que he tenido algo que ver con eso.
Le puedo comprender, si lo despidieron es porque yo envié el documento.
(-) Pero qué chiquillo para más
engreído. ¿Vas a comer eso? – Camucha se interesa por los trozos de pollo que
Elena está dejando.
(-) No,… tómalos.
Elena sigue pensando en el Caballero
Blanco, aunque se hace la desentendida con Camucha, sigue pensando en aquel
chiquillo. El calor de la tarde está insoportable, el sol resplandeciente ya no
anima, demanda a buscar aire libre.
(-) Vamos a la galería, quiero
tomar unas raspadillas.
(-) ¿Estás invitando? – Camucha hace
gesto de tonta.
(-) Sí, pero apresúrate que se
nos va hacer tarde. Deja de comer, luego estás que te recriminas por los
rollos.
(-) Ay no me digas eso, que me
voy a poner triste.
(-) Disculpa, no te pongas
triste, porque te pones triste y comes más. Vamos.
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